Nueva York. En medio de amenazas de redadas masivas de inmigrantes, enviar más tropas a Medio Oriente, haber dicho más de 10 mil mentiras desde que llegó a la Casa Blanca, de estar bajo múltiples investigaciones federales y estatales sobre todo aspecto de su vida política y empresarial, detonar guerras comerciales y humillar a aliados dentro y fuera de casa, Donald Trump lanzó ayer su campaña de reelección presidencial afirmando que él, y sólo él, puede asegurar la grandeza de Estados Unidos.
Ante unos 20 mil fieles en una arena en Orlando, Florida –sede de uno de los mundos ficticios y de fantasía más exitosos del planeta, Disney World–, el maestro de ceremonia del reality show más poderoso del mundo declaró que el lema de su primera elección: “Hagamos grande a America otra vez” ahora será sustituido por “Mantengamos grande a America”.
En un truco de magia, quien se postuló como candidato insurgente contra la cúpula política, ahora intentará ganar su reelección como un presidente insurgente. Trump afirmó que seguirá luchando, en nombre de los ciudadanos ordinarios, contra un sistema político corrupto, para lograr retornar el gobierno al pueblo.
Festejó que ha logrado crear la economía más grandiosa en la historia de este país, y que ha recuperado la soberanía nacional al reformular el comercio internacional. “El sueño americano ha regresado”, proclamó.
Y por supuesto tocó el tema de la migración. Afirmó que ya se están construyendo cientos de kilómetros de su muro fronterizo y acusó que los “inmigrantes ilegales” incluyen extranjeros criminales que amenazan a niños en las escuelas, que son una carga fiscal, y que reducen el nivel de vida para otros, sobre todo minorías.
Una y otra vez insistió en que ningún presidente ha hecho tanto en la historia del país y que aún falta más gloria, incluyendo una cura para el cáncer y aterrizar en Marte. En casi todos sus datos y ejemplos de logros, los hechos no sustentan lo dicho, pero eso no es nada noticioso.
En su discurso mareador de más de una hora, al referirse a los candidatos demócratas, y por nombre a Bernie Sanders, proclamó que Estados Unidos jamás será un país socialista, jamás, lo cual provocó coros de “USA, USA”. Poco después advirtió que un voto para un demócrata en la elección “es un voto para el surgimiento de socialismo radical y la destrucción del sueño americano”.
Fue hace justo cuatro años que Trump bajó por las escaleras eléctricas de la Torre Trump en esta ciudad para anunciar su candidatura presidencial y, entre otras cosas, acusó a México y a su pueblo de enviar violadores y delincuentes a Estados Unidos.