** Y aunque Vallejo no traicionó, fue imposible tomar el cielo por asalto: Moisés Ramos
** Conmemora el Museo Nacional de los Ferrocarriles los 60 años de la gran huelga ferrocarrilera que paralizó al país y que fue reprimida y sus líderes encarcelados
*** Al movimiento sindical lo han acabado, pero aún queda la CNTE. La organización es la única forma de lucha, expresa el viejo ferrocarrilero Salvador Zarco Flores, ahora responsable del Museo de los Ferrocarrileros en la Ciudad de México
Serafín Vázquez
Para conmemorar los 60 años del Movimiento ferrocarrilero, cuya huelga de 1959 paralizó al país, el pasado 14 de junio, Teresa Márquez, directora del Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero, organizó una serie de actividades en El Museo Nacional de los Ferrocarriles.
En ellas, el escritor e historiador Fritz Glockner lamentó que el gran movimiento ferrocarrilero del 56, 57 y 59 permanezca en el olvido, pues la lucha estudiantil por la democracia en 1968 no habría sido posible sin las enseñanzas de los obreros ferrocarrileros.
Fritz se explica este olvido por parte de los medios de comunicación debido a que se trataba de trabajadores, en tanto que en el 68 participaban los hijos universitarios de la clase media.
Cuando estalla la huelga con Demetrio Vallejo a la cabeza del movimiento ferrocarrilero, el gobierno intenta desprestigiarlos acusándolos de comunistas; luego utiliza al ejército para reprimirlos y encarcelarlos por más de una década. Pues de una simple petición de aumento salarial, los obreros pasaron a las demandas de democracia sindical y a desplazar a los traidores líderes, también calificados como charros, señaló Fritz.
Para finalizar su participación, el escritor dijo que una novela casi desconocida de Elena Garro –Y Matarazo no llamó– aborda la lucha ferrocarrilera. También recordó a José Revueltas y su ensayo El proletariado sin cabeza, donde se explican las derrotas sindicales a causa de la inexistencia de un partido del proletariado que dirigiera sus movimientos.
Paul Lafargue y el derecho a la pereza: Moisés Ramos
Moisés Ramos, escritor y periodista, habló de la promesa que hizo el líder ferrocarrilero Demetrio Vallejo a sus compañeros sindicalizados en su libro Yo acuso:
Lo que no soy ni seré jamás, es ser traidor a mis convicciones, a mi clase, a mi pueblo y a mi patria, cualquiera que sean las circunstancias que la vida me depare.
Y su lealtad a los ferrocarrileros la pagó con más de 11 años de cárcel en El Palacio Negro de Lecumberri. El también autor de Raíz de luz hizo una breve trayectoria de líder obrero nacido en Oaxaca:
Fue militante del Partido Comunista Mexicano (PCM), fundador del Partido Mexicano de los Trabajadores y luego diputado del Partido Socialista Unificado de México (PSUM). También recordó al líder comunista y ferrocarrilero Valentín Campa.
Ramos Rodríguez hizo un paralelismo entre la teoría económica y el derecho al trabajo de Karl Marx, que señala que inicialmente a cada trabajador se le debe dar según su capacidad, y la de su yerno Paul Lafargue, quien proclamaba El Derecho a la pereza.
Donde plantea que a cada ciudadano se le debe exigir según su capacidad y satisfacer todas sus necesidades para poder disfrutar su tiempo libre en actividades culturales y recreativas para poder vivir en comunidad.
Lafargue proclamaba un mayor tiempo libre de los trabajadores y así evitar la sobreproducción capitalista.
Como la producción automotriz, ejemplificó el escritor, que se acumula en los patios y que se deteriora por la lluvia y el granizo. Por lo que luego, con tecnologías, las armadoras buscan evitar que llueva y que se maltrate la mercancía no vendida.
Para concluir, Moisés Ramos reconoció que el movimiento ferrocarrilero fue derrotado por el gobierno y no pudieron Tomar al cielo por asalto, ni la Clase obrera fue al Paraíso, como decía una vieja película italiana.
Más tarde se proyectó el documental Ferrocarrileros 1958–1959. Demetrio Vallejo, de Julio Pliego, cuya presentación corrió a cargo de Enrique Moreno Cevallos, quien destacó la importancia del cine político y su actual inexistencia.
Para terminar la jornada, dos viejos ferrocarrileros conversaron sobre los 60 años del movimiento: Salvador Zarco, responsable del Museo de los ferrocarrileros de la Ciudad de México, y Donato Blas Martínez.
Blas leyó un texto y fue comentando una serie de fotografías del movimiento a partir de los años setenta.
Para concluir, Salvador Zarco Flores dijo que los gobiernos casi lograron destruir al movimiento obrero y sus luchas sindicales. Sin embargo, los ferrocarrileros demostraron que sólo organizados es posible conseguir que las empresas atiendan las demandas de los trabajadores. Y que aún queda la CNTE de los maestros democráticos.