En opinión de Carlos Macías Palma
En algún momento del 2018, Luis Miguel Barbosa determinó que si quería ser gobernador de Puebla.
Hizo lo necesario y se convirtió en candidato de la Coalición Juntos haremos Historia con MORENA, Partido del Trabajo y partido Encuentro Social.
Su motor político fue derrotar a Rafael Moreno Valle, cuya esposa, Martha Erika Alonso, era la candidata a gobernadora.
Barbosa perdió en las urnas o perdió con el fraude o perdió en los tribunales o ganó, pero le robaron. Haya sido como haya sido, no se sentaría en la silla de gobernador hasta 9 meses después.
La vida le da una segunda oportunidad y míralo ahora.
Sus retos son enormes:
La inseguridad pública, el principal.
Recomponer la política para MORENA, es el segundo para que no pierda el control del Congreso del Estado, cuya mayoría a su favor está en riesgo por el rechazo social a los alcaldes de la franja Tehuacán-San Martín Texmelucan.
A Luis Miguel le corre prisa. Si pierde el Congreso será un calvario.
Así como empezar.
He dicho, he escrito.
Ni Obama
El escenario político que vive Puebla, después de la convulsión electoral de todo el 2018, es histórico y le cambió la vida a todos los actores y todos, son todos, de lo que no salva ni Obama.
El Verdugo
El Presidente anda pidiendo que los mexicanos que dejen de robar y vender huachicol. Es como los llamados a misa o peor. El Verdugo dice: AMLO resultó ser una inocente palomita…
Es todo por hoy.
Y recuerden que: De Buena Fuente no es la mejor columna política, pero sí tiene a los mejores lectores.