Con el rostro desencajado, los ojos llorosos y una tristeza profunda, el pueblo de México da el último adiós al José José, quien recibe un homenaje póstumo en el Palacio de Bellas Artes de esta ciudad.
Con imágenes del llamado “Príncipe de la Canción”, gorras que llevan su nombre, discos LP y compactos, carteles, así como playeras y pañuelos con su rostro, decenas de personas ingresan al vestíbulo del máximo recinto cultural en México para lanzarle besos al féretro.
Son personas de todas las edades, desde niños, hasta gente de la tercera edad. Hay quienes todavía no creen que su ídolo ha muerto, se niegan a aceptarlo y en conjunto lanzan porras por su vida eterna.
«¡Que viva el Príncipe!», «¡Te amamos!», «¡Nunca te olvidaremos!», «¡Vivirás en nuestros corazones!», exclaman sus fans que recorren el pasillo para despedirse de su ídolo, mientras el mariachi entona Amor eterno y La nave del olvido.
Algunos toman fotografías del ataúd, otros «selfies» y unos más quisieran lanzarse y abrazarlo, pero una valla de seguridad les impide llegar a él. Entonces, no queda más que llorarle de lejos, pero desde el fondo de su corazón porque José José les regaló sus mejores años como intérprete de grandes temas de la música romántica en español.
La gente no quiere moverse. Desea quedarse un rato más para contemplar el féretro con parte de las cenizas de su artista favorito. A quien fue la segunda esposa de José José, le gritan: “¡Estás hermosa, Anel, te queremos!”, mientras que a sus hijos Marysol y José Joel, les dicen: “¡Sí se pudo, estamos con ustedes!”.
Hombres y mujeres vienen desde todos los rincones del país. De Veracruz, Puebla, Tamaulipas, Sonora, Guanajuato, Durango y otras ciudades. Algunos acamparon desde ayer, otros llegaron a las cuatro de la mañana o antes.
Poco les importó dormir incómodos sobre el asfalto, envueltos en cobijas, abrigados con una chamarra, suéter o dentro de improvisadas casas de campaña. Tampoco les importó la desmañada, había que despedir al «Príncipe». Y era hoy, porque mañana ya no estaría aquí.
En muletas, sillas de ruedas, andaderas o con bastón, los fieles seguidores no detienen su paso. Incluso, vuelven a formarse a las afueras del recinto. Qué le hace si son varios minutos los que deben esperar, esta despedida nunca será suficiente para ellos.
Llega a la Basílica de Guadalupe
Con el tema La guadalupana inició la misa en honor al cantante José José en la Basílica de Guadalupe, donde miles de fans esperaban la llegada de sus cenizas, tras el homenaje que se llevó a cabo en el Palacio de Bellas Artes.
Pasadas las 14:00 horas, parte de las cenizas del intérprete de Si me dejas ahora llegaron al santuario católico, en donde los fans han estado cantando sus canciones desde temprana hora. El féretro dorado se instaló en la entrada del recinto, donde fue recibido por el sacerdote.
Los hijos mayores Marysol y José Joel, así como Anel Noreña, exesposa del artista ingresaron a la basílica y se ubicaron en la primera fila, mientras tanto, los fans corearon El triste, lanzaron porras y gritos de “¡Sí se pudo!” y dedicaron aplausos al cantante.
La carroza fúnebre salió del Palacio de Bellas Artes acompañada de un dispositivo de seguridad, luego de concluir el homenaje. La salida de ese punto se complicó en los últimos minutos ya que un grupo de personas se molestaron cuando se restringió el acceso y entraron a empujones y gritos.
Sentados en las gradas, sobre el piso, de pie o hincados, los seguidores de “El Príncipe de la Canción” escuchan atentos la misa que oficia Monseñor Gustavo Moreno Bravo, Canónigo de la Basílica de Guadalupe ante miles de personas.
Al interior del templo, se halla el pueblo. Están quienes son fieles a la música de José José, los que compraban sus discos y fueron a sus conciertos una y otra vez. También se encuentra la gente que vio en él un ejemplo para dejar el alcohol, que los motivó a salir adelante.
“Entre tus manos está mi vida, señor. Entre tus manos pongo mi existir. Hay que morir para vivir”, corean a todo pulmón mientras llorando observan el féretro con los restos del artista que con las canciones que interpretó, trascendió las fronteras.
Para no perder detalle de la ceremonia eucarística, el público toma imágenes en video o fijas desde su teléfono celular. Otros abrazan en su pecho fotografías del ídolo y muchos más le lloran, el momento es emotivo.
A la salida, están quienes prefirieron no presenciar la misa, pero celebran a su modo que el cantante de temas como La nave del olvido y Preso, este en casa, que ya se encuentre en México.
Con júbilo gritan: “¡Que sí, que no, que cómo chingados no!”, “Sarita, chingas a tu madre”, y “¡Sí se pudo!”, en alusión a los momentos que Marysol y José Joel, sus hijos mayores, tuvieron que pasar para tener acceso al cuerpo del artista.
Con información de Notimex
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