Madrid. Vox, el partido de ultraderecha español, dio la sorpresa al posicionarse como tercera fuerza política en las últimas elecciones generales de España.
Con un discurso que rechaza la independencia catalana, la migración ilegal y abraza el nacionalismo, el partido y su presidente, Santiago Abascal Conde, no sólo han sorprendido en las urnas, sino que llaman a fijar parte de la atención en ellos, dado el contexto de reconfiguración política europea y el avance del populismo de derecha.
Vox se formó en 2013 y para 2014 Santiago Abascal, que forma parte del equipo fundador, ya era presidente del partido y el rostro más conocido de la organización.
En las elecciones de abril obtuvo 24 escaños en el Congreso de los Diputados y sólo en siete meses despuntó y convenció a poco más de 3 millones 640 mil electores, con lo que consiguió 52 puestos.
Abascal proviene de una familia con tradición política. Su abuelo fue un alcalde que se definía franquista y su padre fue integrante del Partido Popular (PP), de tradición conservadora. Abascal padre tuvo una fuerte participación en la política del País Vasco y fue opositor del grupo terrorista ETA.
Su discurso contra ETA lo convirtió en un protegido de la Guardia Civil Española. La familia Abascal vivió con escoltas, según narra Iria Abascal, hija de Abascal padre, en uno de los videos promocionales de Vox.
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