La Antártida es una de las regiones del planeta más vulnerables al cambio climático. Desde que dos rusos llegaron al entonces desconocido territorio de hielo en 1820, la mayor parte de sus visitantes fueron hombres.
El último continente descubierto por el hombre y, hasta el momento, el menos modificado. La Antártida cumple un gran rol en la lucha contra el cambio climático y es un ejemplo de diplomacia científica para el resto del mundo.
En la Antártida existen actualmente 65 bases de investigación pertenecientes a 30 países. Hay alrededor de 135 residentes permanentes, pero la cantidad de personas que viven de forma temporaria en las estaciones de investigación científica fluctúa entre mil (en invierno) y cinco mil (en verano).
Tratado Antártico
Desde su descubrimiento, la Antártida ha tenido incontables intentos de conquista y reclamación de territorios. Sin embargo, al día de hoy es el último lugar del planeta donde podemos encontrarnos en terreno mutuo. Todas las actividades en este continente se rigen por el Tratado Antártico, el cual establece que este territorio es una reserva natural para la paz y la ciencia, donde la diplomacia científica es clave y da el ejemplo al resto del mundo.
Doce países firmaron el Tratado Antártico en 1959; y 38 lo han firmado desde entonces. El acuerdo internacional prohíbe las actividades militares; la extracción de minerales; explosiones nucleares y eliminación de residuos nucleares; apoya la investigación científica y protege el ecosistema del continente.
¿Cómo es la Antártida?
Para entender la Antártida hay que imaginarse un paisaje vasto, inmenso y prístino, donde la naturaleza prácticamente no fue alterada por el ser humano. El sonido más frecuente es el silencio, interrumpido por el canto de los pájaros, el sonido del golpe de las ballenas o de un fragmento de glaciar desplomándose en el agua.
Para llegar a la Antártida en barco desde el extremo sur de Argentina, hay que cruzar el Pasaje de Drake, una de las aguas más turbulentas del planeta. El primer contacto visual es con algunos glaciares aislados y las Islas Shetland del Sur. A medida que nos acercamos, los paisajes se van volviendo cada vez más blancos e imponentes.
Las primeras imágenes del suelo antártico no son como uno se las imagina. Lugares como Puerto Yankee, Punta Hannah y Bahía Walker apenas están cubiertos por un poco de nieve.
La Antártida invita a contemplar y reflexionar. Hacer recorridos en botes de goma (Zodiac) en total silencio, conectando son los sonidos de la naturaleza, nos hace percibir de otra manera el mundo que nos rodea y darnos cuenta de que somos parte de él.
A medida que pasan los días, los paisajes se vuelven más imponentes, más blancos, impolutos y surreales. Incluso los atardeceres (casi a medianoche) son tan impactantes que ni siquiera el intenso frío impide salir a apreciarlos.
Si bien la mayor parte del territorio está cubierta por nieve, glaciares o montañas, se encuentran lugares muy curiosos. Un ejemplo es Port Lockroy, una antigua base británica convertida en museo y oficina de correo desde donde se pueden enviar postales y cartas; como en las viejas épocas.
El paisaje y el clima cambian de un instante al otro, de un sol radiante por la mañana a nieve y niebla unas horas más tarde. Hay ausencia total de oscuridad durante el verano y de luz en el invierno. La Antártida tiene su propio itinerario y nos sigue enseñando a aceptar y ser flexibles. Nos enseña sobre la vulnerabilidad de estar en el medio de la nada, rodeados de hielo e indefensos frente al poder de la naturaleza.
La Antártida y el cambio climático
La Antártida es el espejo más remoto de las consecuencias de la existencia del ser humano sobre la Tierra y es una de las regiones del planeta más vulnerables al cambio climático.
Regiones de la Antártida están mostrando las respuestas más rápidas a algunos de los problemas de sostenibilidad global que enfrentamos actualmente. La Antártida ofrece una oportunidad incomparable para observar de primera mano la influencia de las actividades humanas en el medio ambiente y proporcionar información crítica sobre el cambio de escala global requerido.
Los hielos de la Antártida ya se están empezando a derretir y la enorme cantidad de agua almacenada produciría un aumento significativo del nivel del mar, inundando zonas costeras en todo el mundo.
Además, los polos (tanto la Antártida como el Ártico) y los hielos continentales, son una de las principales fuentes de moderación de la temperatura del planeta. A esto se suma el reflejo de la radiación solar por los hielos y la liberación del carbono atrapado en el permafrost. El cambio climático derrite los hielos y esto retroalimenta al cambio climático; la gran paradoja.
Las enseñanzas de la Antártida
El ambiente antártico nos obliga a desafiar nuestros patrones mentales y emocionales para cuidarlo y trabajar en colaboración por el bien común. La Antártida es una maestra en sí misma y tiene un plan para cada uno de sus visitantes.
Durante la experiencia con Homeward Bound, vivimos momentos de aceptación y flexibilidad, así como de asombro absoluto. La Antártida nos enseñó exactamente las lecciones que teníamos que aprender. En muchos momentos, tuvimos que aceptar y contener nuestras expectativas debido a las condiciones climáticas; y contra eso no se puede hacer nada.
Con información de Notimex y Sputnik