Roberto Quintero
Es esta columna que trata sobre emprendimiento, tendremos frecuentemente a un emprendedor invitado, que nos compartirá su testimonio y sus consejos, es esta ocasión recibimos con gran gusto la pluma de Alejandro Bravo:
¿QUÉ ES EL ERROR PARA NOSOTROS? UN CAMBIO DE MENTALIDAD
Desde pequeños, y gracias a nuestro tipo de cultura y educación, hemos crecido con aprendizajes que no necesariamente son de gran ayuda, los cuales algunos pueden significar un peso en nuestra toma de decisiones, que nos hacen más difícil nuestro camino a la adaptación al cambio y la mejora continua.
Y es por ello, que se me hace de gran importancia iniciar el año con esta reflexión, que nos ayude a mirar nuestras decisiones y nuestro plan de acción con diferentes ojos, esperando diferentes resultados, sin importar qué tan nuevo pueda ser para nosotros.
Quiero empezar compartiéndoles una nueva ideología que, desde el año pasado y durante esta pandemia, aprendí, analicé y he incluido en mi vida y en el equipo de trabajo. Esta idea me ha ayudado a cambiar mis percepciones sobre los planes a futuro y que en la consultoría nos está ayudando a mejorar en muchos frentes. El origen de esta idea parte de la aversión al error.
Desde pequeños nos enseñaron que tener errores «es malo», que el cometerlos es muy criticable, calificable y, hasta en ocasiones, provoca las burlas, lo cual causó en muchos de nosotros un miedo a cometer errores.
¿Cómo afecta esto en nuestra vida adulta? Y más importante ¿Cómo afecta esto en nuestro espacio de trabajo? ¿Cuáles son los efectos de esta causa?
Analizando estas ideas en mi propio espacio de trabajo, me di cuenta cómo esto repercutía en nuestra búsqueda de mejorar constantemente, y que yo mismo he contribuido a que no se pudieran destrabar acciones. Como ejemplo, descubrimos que a varios de los compañeros se les ha complicado expresarse durante nuestras sesiones de «Innovación y búsqueda de soluciones» (sesiones semanales que ocupamos para aportar ideas a un nuevo proyecto o para solucionar situaciones). Notamos que se preocupan por compartir sus ideas, actúan con ese miedo a sentirse juzgados o cuestionados, provocando pensar que su idea no es la correcta o que se equivocaron. Pero en un espacio, como en nuestra consultoría de negocios, donde se trabaja con innovación, estrategias y la creatividad, es una mentalidad que ya no debemos permitir que surja.
Otro ejemplo que tuvimos y analizamos, fue durante el cierre del 2020, con el desarrollo y presentación de los planes de trabajo, ya fuera nuestra proyección de negocio, el plan de acción y de actividades internas o el plan de contenido multimedia, – donde documentamos los objetivos que debemos alcanzar y cuándo hacerlo -. Este tipo de planeaciones, son trabajos muy minuciosos y que a veces dedicamos semanas enteras en su preparación, lo cual nos genera un compromiso y una obligación para cumplirlo tal cual fue estipulado. Como seres humanos y por nuestros patrones, nuestro comportamiento nos orilla, a que, si nos comprometimos y lo afirmamos, «debemos enfocarnos en hacerlo realidad», porque nuestra palabra y nombre está en juego. Eliminando la opción de pensar en otras posibilidades. Limitando nuestro pensamiento, por querer defender nuestro plan, sintiéndonos responsables de lo que se genere.
Pero lo que no incluimos nunca en las planeaciones, es un espacio para el error o lo cambios, pensamos que debemos cumplir del paso A al E, pasando por B, C y D. Mientras que los errores nos pudieran llevar por caminos que no pensamos, y que nos incitan más a la creatividad y a pensar, como dicen, <<fuera de la caja>>.
Debemos aprender que nuestras ideas no se expresan para ser calificadas o juzgadas, sino para poner bajo cuestionamiento al mismo proyecto. Debemos dejar de pensar que todo lo debemos hacer perfecto, o que nuestra empresa se construye sobre una base ideológica de <<no cometer errores>>, pero más importante es saber transmitir esta mentalidad a nuestro equipo. Los errores son los que nos hacen movernos de un lugar a otro, cambiar, aprender y adaptarse a los cambios.
No tratemos de forzar las acciones a cumplirse ‘al pie de la letra’ y aferrarnos a ello, porque eso seguirá mandando el mismo mensaje a nuestros compañeros: «que no hay espacio para el error». Lo más probable es que terminemos en algún lugar que no sea el punto «E» de nuestro plan. De hecho, nos puede llevar más lejos o a una innovación que a nadie se le había ocurrido. Estemos dispuestos en hacer reajustes, ser flexibles y aceptar cambios sobre la marcha.
Esta carta va dirigida a quien pueda inspirar.
Compartí estas palabras y esta ideología, porque me gustaría que iniciemos el año con una nueva reflexión, una que le haga frente a esta nueva realidad tan cambiante.
Si quieres saber más, expresar tus comentarios o reclamaciones, podré leerte en [email protected]