Hacer una serie de mujeres reales, con personajes que de verdad representen la actualidad que la clase media del país afronta, era uno de los principales objetivos de la primera serie mexicana de HBO Max, «Amarres».
«Desmitificar a la mamá mexicana es el gran reto de ‘Amarres’ y creo que lo hicimos desde saber que era un riesgo el tener a una mamá que quiere estar con sus hijos en ratitos, pero no todo el rato», contesta a Efe su creadora, Fernanda Eguiarte, en una mesa redonda con medios nacionales.
Gabriela de la Garza es Ana en la serie, una mamá «muy real» pero que poco ha sido retratada en la pantalla.
Cada uno de sus hijos es de un padre diferente y asimismo lo son sus personalidades marcadas, en cada caso, por el arte, la inteligencia superior y la conexión con Dios y la magia.
Pero mostrar a esta mujer libre en su sexualidad y decisiones no es lo único que pretendía hacer interesante la serie, Ana heredó los poderes de su abuela, una bruja que atendía a enamorados sin correspondencia en el Mercado de Sonora en la Ciudad de México, famoso por sus múltiples locales dedicados a la magia y la santería.
Yo tuve la oportunidad de adentrarme a este universo, fui al mercado a aprender de las brujas y me hice de todo, pero les era sincera, les decía que venía a aprender de ellas, que era actriz, y me abrieron las puertas, me dieron sus números particulares y me querían visitar en el set.
Gabriela de la Garza
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