Por Leticia Montagner
La prestigiada revista científica inglesa Nature, cuyo primer ejemplar se publicó en 1869, dio a conocer el descubrimiento de la fosa funeraria más antigua de África que ofrece una semblanza de lo que es una pena y pérdida humana de un niño hace 78 mil años.
Se trata de la tumba más antigua del mundo de un menor de 3 años del Mesolítico –Edad Media de la Piedra–, hallada en una cueva en Kenia.
Los investigadores que estudiaron los frágiles y antiguos restos, describieron cómo la cabeza del menor parecía haber sido colocada sobre una almohada y le dieron el nombre de Mtoto, que significa El Chico en el idioma suajili.
El equipo internacional de arqueólogos cubrió en yeso toda la fosa fúnebre para poder conservar la configuración de los fragmentos de hueso y les permitió transportar el cuerpo sin riesgo a un laboratorio para estudiarlo en detalle.
Fue como excavar una sombra, escribió la profesora María Martinón Torres, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de España (CENIEH) y agregó: “Cuando trasladamos el yeso, no sabíamos que cargábamos un niño en nuestros brazos”.
Los científicos estudiaron la dentadura para confirmar que se trataba del cuerpo de un menor humano de entre 2 y 3 años de edad; los escaneos revelaron que había sido colocado en una posición fetal.
Los huesos fueron manipuladosy sugieren que fue envuelto firmemente antes del entierro con la cabeza recostada sobre lo que originalmente parece haber sido un cojín de hojas.
Al parecer el niño fue envuelto en una mortaja hecha de hojas o piel de animales como si lo hubieran puesto a dormir, explicó la profesora Martinón Torres, con tanta delicadeza e intención que realmente expresa los sentimientos hacia el menor.
Exámenes posteriores del tamaño y forma de los fragmentos óseos llevaron al equipo a concluir que Mtoto muy probablemente era varón y lo enterraron en la cueva donde esa gente vivía.
África es considerada la cuna de la humanidad moderna, pero entre toda la evidencia encontrada del uso primitivo de herramientas y vida comunal, los científicos dicen que los entierros eran una importante pieza que hacía falta en la historia de la evolución humana en ese continente.
La segunda tumba más antigua en África tiene unos 74 mil años, explicó la doctora Louise Humphrey, del Museo de Historia Natural de Londres,llama la atención que también era de un menor, pero fue mal excavada hace unos 50 años, así que no sabemos mucho al respecto.
Las investigaciones para entender nuestra evolución siguen y no dejan de sorprendernos.
Periodista. Catedrática de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la BUAP. Pionera en Puebla de noticiarios y programas de radio con perspectiva de género desde 1997.