Sabido es que el gran poeta florentino, a quien se le considera el creador del idioma italiano (como a Cervantes del español, y a Shakespeare del inglés), fue un gran político. No sólo fue militante de grupos que hoy llamaríamos partidos, sino que en su más célebre poema, “La divina comedia”, hace alarde de crítica a los políticos de su tiempo, igual que lo haría cualquier columnista o ensayista de hoy. Sólo que se vale de la alegoría.
En efecto, exhibe con lujo de detalles a figuras de su tiempo, tanto a dictadores como a defraudadores, mentirosos, aduladores, asesinos, ladrones, traidores y muchos de toda la caterva que cabe en el rango de la política. También a personajes de otras épocas, como para aprender y no repetir los errores de la historia.
Su gran poema es visto ante todo como una obra de contenido religioso. Y de hecho lo es, pues con lujo de detalles hace una radiografía del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, cual si hubiera estado en dichos sitios. Más aún: los da por existentes, y para hacerlos creíbles (imaginemos si no lo iban a creer hace más de 700 años, cuando fue escrito) utiliza los conocimientos astronómicos aceptados entonces, como el hecho de que la Tierra fuera el centro del universo y que el Infierno estuviera abajo y el cielo arriba. No obstante, al final del Canto XXVI del Infierno deja entrever una concepción geográfica audaz al imaginar que más allá del mar, siguiendo el curso del sol, había otras regiones, si bien deshabitadas, en lo cual coincidirá ¡190 años después! con Cristóbal Colón.
Así que, además de religión y política, sabía de geografía.
Pero volviendo a lo político, hay una frase lapidaria que parece diseñada para los gobernantes y autoridades que hoy por hoy no cesan de violar las leyes constitucionales bajo el criterio de que “allá arriba” todo se puede, es decir, allá en la cúpula del poder. La frase está en el Canto V del Infierno, y la dice el poeta Virgilio, guía de Dante, a Minos, el monstruo que impide el paso al florentino. En efecto, Virgilio lo conmina a dejarlo pasar porque “así lo han dispuesto ahí donde se puede lo que se quiere”. Claro, “ahí donde se puede lo que se quiere” es el Cielo, y quien lo puede es Dios, según el poema. Pero, como dije, la frase parece hecha para más de un gobernante o autoridad prepotentes.
Cuidado con tener esos devaneos de sentirse “el que puede lo que quiere”, pues el Infierno espera…
Por eso, a los políticos les recomiendo leer esta obra deslumbrante.
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Lic. en Letras españolas egresado de la BUAP, escritor, autor de cerca de 40 libros.