Una semana ha transcurrido desde que tomamos la valiente decisión de rechazar la reforma eléctrica propuesta por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Y aunque hemos sido blanco de una campaña de odio por parte de Morena y sus aliados, quienes nos tildan como traidores a la patria, estoy convencida que se tomó la mejor decisión en beneficio del país y de los mexicanos.
Demostramos que somos un bloque opositor responsable que frenó un proyecto construido desde la insensatez y la ignorancia que de haber avanzado tendría efectos negativos para el país.
La reforma presidencial era insuficiente porque no respondía en cómo combatir la pobreza energética, porque no promovía la inversión en tecnología y porque no habría dinero suficiente para liquidar a todas las empresas al violar tratados internacionales.
En pocas palabras era una reforma con altos impactos ambientales, con severos daños a las finanzas públicas y con consecuencias directas para todas las y los mexicanos.
En lugar de amenazar, dividir y polarizar, en estos momentos urge tomar acciones contundentes que frenen los altos índices inflacionarios que afectan al país por las malas decisiones que se han tomado desde el Gobierno Federal y por lo que desafortunadamente seguirán subiendo los precios de los energéticos.
Aunque se ha querido descalificar a la Reforma Energética aprobada en 2013, esta benefició al país con tarifas más bajas en el precio de la electricidad.
La reforma de 2013, en su balance general, presentó aspectos positivos. Desde 2016 a 2019 los resultados consolidados de la Comisión Federal de Electricidad fueron positivos. Es más, para quienes hablaban de precios más bajos, tuvimos un decremento de 12.5 por ciento, el cual se mantuvo hasta 2019.
Desafortunadamente a partir de 2018, y ya bajo la administración de la 4T, estos indicadores de eficiencia se comenzaron a revertir, hasta llegar al 2020, donde CFE reportó una pérdida de más de 85 mil millones de pesos.
De nueva cuenta el tricolor demostró que está del lado correcto de la historia y solo el tiempo nos concederá la razón, nuestro actuar fue asertivo para ser más competitivos y fomentar la inversión.
La coalición “Va por México” no está cerrada al diálogo para la construcción de acuerdos e iniciativas que beneficien al país.
Reitero, lo que define a un buen gobierno es su capacidad de ver y escuchar, de ser sensibles a la realidad de construir acuerdos y de ser eficaces interlocutores.
En el PRI nos propusimos que siempre habrá apertura para escuchar razones, para entender argumentos, para construir las mejores propuestas para México.
*Vicecoordinadora PRI en la Cámara de Diputados
Facebook
Blanca Alcalá Ruiz
Twitter
@SoyBlancaAlcala
Instagram
blancaalcalar