Aunque son buenas las intenciones del presidente de la república y nos parece acertado el plan para frenar el alto impacto inflacionario y la escalada de precios en productos de la canasta básica, el problema de raíz no es tan fácil de resolver.
Seamos realistas, el programa anunciado por el Gobierno federal para contener la inflación y la carestía podría resultar insuficiente para detener el deterioro del poder adquisitivo de las familias mexicanas, en especial de las personas que menos tienen.
Las razones son simples:
Incrementar la producción de alimentos básicos como maíz, frijol, leche, trigo, NO será posible de lograr en el corto plazo, debido al recorte presupuestal en el campo, además de que los frutos de la siembra no son inmediatos; hay que esperar a que concluya el ciclo, es decir, el resultado no es inmediato.
El aumentar y ampliar la entrega de fertilizantes no asegura que se pueda cubrir con toda la demanda. Recordemos que los fertilizantes son un insumo que importamos principalmente de Rusia y además este programa ha sido señalado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) por su poca eficiencia e impacto en los productores.
Por lo que respecta al fortalecimiento de los programas de la agencia de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), también ha sido señalada por la ASF por sus altos costos de operación y por su poca eficiencia en la aplicación de este programa.
Respecto al acuerdo con las grandes cadenas comerciales, seamos sinceros, las personas de menores ingresos no siempre adquieren sus productos en estos establecimientos. Por ejemplo, NO se menciona si las panaderías, estanquillos y tortillerías entrarán en el programa.
Por otra parte, el establecer un precio fijo en todo el país para los productos de la canasta básica traerá distorsiones. Por ejemplo: la tortilla se vende en CDMX en 20 pesos y en Acapulco en 25; pero en Aguascalientes se vende en 17 pesos. Fijarlo en 20 pesos implicaría bajarlo en Acapulco, pero subirlo en Aguascalientes. Imaginemos esto con 24 productos de la canasta básica, sería poco viable.
Si bien es muy acertada la reducción de aranceles a la importación de básicos, es pertinente considerar que esos alimentos son los que han elevado su precio a nivel internacional, por lo que el crecimiento en sus precios se explica por el alto precio a nivel internacional y no por el arancel. Además, NO se establece cual será el mecanismo para que se acredite que el comercializador va a reflejar en un menor precio la reducción del arancel.
También, el programa NO contempla apoyos a los productores ni apoyos de la banca de desarrollo a la inversión y a la producción nacional, por lo que podría resultar insuficiente.
En el caso de la ‘exención de la carta porte’ y el NO incremento de tarifas de peaje, pues no tendrá impacto en la reducción de costos, sino únicamente ayudará a que estos NO se incrementen.
Lo ideal hubiese sido que, por ejemplo, se otorgaran exenciones en el pago de peaje y otros costos (deducciones fiscales) a transportistas de productos básicos.
Insisto reconocemos las medidas y la iniciativa del titular del ejecutivo federal para frenar el alza en los precios.
Sin embargo, el plan dado a conocer podría ser insuficiente. Primero, porque a las causas exógenas se suman las decisiones de política económica y de gasto público que este Gobierno desafortunadamente ha tomado y que repercutirá negativamente en el bolsillo de los mexicanos.
Hubiese sido interesante que se contemplaran apoyos a las misceláneas que son las más afectadas en la cadena de suministros.
Nos hubiera gustado observar, además de la invitación al sector privado, a ser solidarios con los productores de primera línea, mediante la entrega de apoyos a través de la banca de desarrollo.
Diputada Blanca Alcalá Ruiz, vicecoordinadora del Grupo Parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados.
Foto de EFE