Fue muy adecuada decisión la de la rectora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, doctora Lilia Cedillo Ramírez, de permitir el pase automático (es decir, sin examen de ingreso) a jóvenes que habitan zonas marginadas, como la Sierra Norte y la Mixteca, y que aspiran a estudiar en esta institución de educación superior aprovechando las licenciaturas que oferta en los campus de tales zonas.
Loable también porque el beneficio va más allá, al haberles otorgardo el beneficio de cero cuotas por inscripción y otros servicios, e incluso de apoyarlos con becas.
Pero aquí viene la parte que merece una reflexión.
Estos beneficios a mediano plazo se darán siempre y cuando su desempeño académico lo justifique.
Qué bueno que la medida no haya sido sólo una especia de acto populista, es decir, de favorecerlos nada más por ser oriundos de zonas marginadas, sino que se les exigirá ser estudiantes de calidad para tener esos derechos.
Es lo menos que se les puede pedir, ya que el sistema educativo nacional, ante las cada vez más relajadas reglas de estudio (por ejemplo, titulación por promedio, o sea, sin tesis; o mediante dudosas prácticas profesionales), está produciendo muchos egresados mediocres. Basta ver los datos del CENEVAL para corroborarlo. Y la sociedad requiere profesionistas, si no de excelencia, bien preparados y capacitados en sus respectivas carreras.
Esperemos que a estos estudiantes se les dé seguimiento y que al término de sus carreras los resultados demuestren que la medida fue acertada.
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Lic. en Letras españolas egresado de la BUAP, escritor, autor de cerca de 40 libros.