Por Jaime López
Desde hace un par de años, sus orejas ovaladas y su carismática personalidad se han convertido en un elemento indispensable de las movilizaciones ciudadanas realizadas en el estado de Puebla.
Y no es para menos, ya que su peculiar presencia en la selva de asfalto, con todo y rabito desenfadado, distrae las miradas de las personas que caminan a su alrededor.
Es Lupito, el Cerdito, alter ego de Joaquín Sosa, activista y defensor de los derechos humanos y animales, quien recibió al apreciado mini pig como regalo de su hermana.
Fue un obsequio de vida para el también comunicólogo, llegó unos pocos meses después del fallecimiento de su mamá.
Fue en mayo del 2020 cuando Lupito vio la luz por primera vez, sin imaginar que en poco tiempo se transformaría en un aliado de colectivos y en un fuerte símbolo de la protesta social poblana.
Más de 90 marchas después y con aproximadamente mil 600 seguidores en su cuenta de Instagram, Lupito es la representación de la coexistencia en armonía, pues hace pensar que la convivencia y el respeto entre diferentes especies sí es un concepto posible de llevar a la práctica.
Su sola figura ha ayudado a incrementar el interés por las causas sociales y por las problemáticas que lastiman a la sociedad mexicana, entre ellas, la desaparición forzada y los crímenes de odio.
Ha servido de puente de comunicación entre la gente desinformada y las asociaciones que, durante muchos años, han peleado por el respeto a los derechos humanos.
En cuanto al cuerpo de Lupito, más allá de sus características físicas (piel rosa, pelaje blanco y manchas en algunas zonas), ha enarbolado las banderas de la comunidad trans, la diversidad sexual, el feminismo y la despenalización de la interrupción legal del embarazo.
Todo lo anterior haciéndose acompañar de su transporte personal, un simpático coche de reducidas proporciones, que se mueve por un sistema sencillo de ruedas.
Fuera de su activismo, Lupito es dueño de gustos sencillos, pues adora las manzanas y las zanahorias, junto con las caricias y el dormir bien.
Eso sí, cuando lo regañan o no le gusta lo que le dicen, expresa su molestia a través de chillidos, que es una de sus maneras de comunicarse.
Se le atribuye una inteligencia superior a otros mamíferos, aunque esto último es algo que seguramente no le preocupa a Lupito, mucho menos, si vive rodeado de amor y constantemente es recompensado con muchos “mimos” por su criador. Oing, oing.