En esta columna que trata sobre emprendimiento, tendremos regularmente a un invitado, quien nos compartirá su testimonio y consejos, en esta ocasión recibimos con gran gusto la pluma de Jorge Valencia, «el zar de las franquicias».
Parte 1
Hoy no es suficiente aparecer en los listados de los restaurantes con más años o más tradicionales, hoy en día el mensaje y la imagen están por encima del sabor.
«El cliente siempre tiene la razón» reza el refrán popular del público conocedor. Sin embargo, así como los tiempos cambian, las formas en que el cliente se comunica con nosotros y la forma en que el cliente decide su compra también han cambiado.
Hace no tanto tiempo, bastaban 50 años de experiencia y las mejores enchiladas -el éxito estaba basado en un buen producto- para
conquistar el mercado con algún producto y/o servicio y en consecuencia, presumir tener un cliente seguro y fiel a nuestra marca. «Atiéndelo bien y dale unas enchiladas calientitas y el cliente regresará» con orgullo nos decía el experimentado restaurantero.
Ahora las nuevas generaciones nos han puesto a prueba al tomar su decisión de compra por motivos diferentes a los que Don Juan nos había enseñado.
Hoy no es suficiente aparecer en los listados de los restaurantes con más años o más tradicionales, hoy en día el mensaje y la imagen están por encima del sabor de la enchilada.
Decía el gran Mark Twain «Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos que han sido engañados». ¡No estoy diciendo que engañen a la gente, no! Lo que digo es que necesitamos convertir nuestros modelos de negocio en multigeneracionales.
De qué te servirá tener un restaurante de 50 años basado en el servicio y basado en que tu cliente asista a celebrar sus ocasiones especiales cuando las nuevas generaciones no tienen esa costumbre y cuando la tendencia en el modo de venta es el delivery, el cual va ganando la batalla sobre la venta en el comedor.
La multigeneracionalidad de los modelos de negocio es aquello que hizo que durante la pandemia algunos empresarios aprovecharan los océanos azules incrementando sus ventas, posicionaran sus marcas y crecieran con nuevas unidades encontrando ubicaciones que otros dejaron, mientras esos otros seguían «esperando» a que todo esto pasara. Los restaurantes que entendieron que había que estar en las plataformas (por lo menos debes tener 6 puntos de contacto diferentes con tu cliente para el delivery entre plataformas externas, apps propias y otros mecanismos de comunicación), rediseñaron sus lay outs para darle un espacio al empacado correcto y oportuno de los productos, rediseñaron y simplificaron sus menús y las porciones de sus platillos para que puedan viajar y que la experiencia del cliente siga siendo la misma, desarrollaron un nuevo y
llamativo empaque «instagrameable», revisaron sus organigramas cambiando de cajeros pasivos dentro de una jaula a vendedores y empacadores tipo McDonald’s y, por supuesto, entendieron el nuevo estado de resultados donde el negocio financieramente hablando dejó de ser de alimentos para convertirse en un negocio de logística con costos diferentes; estos son los que hoy nos lo pueden platicar.