El choque de dos mundos con diferentes culturas nos recuerda que somos producto del mestizaje, de la unión de pensamientos completamente opuestos que promovieron la riqueza cultural que hoy tenemos.
La gastronomía, costumbres y valores fueron producto de varios siglos de converger y aceptar una nueva cosmovisión.
Sin embargo, una parte conservó su origen y los rasgos que los caracterizaban. Actualmente en México el 20.9 por ciento de la población se considera indígena, mientras que Puebla suma el 31.6 por ciento, lo equivalente a más de dos millones de personas, de acuerdo con los últimos datos del INEGI.
Estas cifras son relevantes porque han pasado más de 530 años desde que arribaron los conquistadores peninsulares a suelo mexicano.
En Puebla somos herederos de siete pueblos indígenas, cuyas lenguas siguen vigentes: totonaco, náhuatl, otomí, tepehua, popoloca, mixteco y mazateco.
Su sobrevivencia es la prueba de que a pesar de que existió un proceso de culturización y posteriormente la esclavitud de los habitantes originarios de Mesoamérica, aquellos que no se aliaron a los conquistadores, su concepción del mundo sigue viva aunque con un alto riesgo de desaparecer.
Su existencia representa la resistencia de los pueblos originarios al olvido y un llamado a seguir protegiéndolos, ya que son fuente de identidad para México, como un país pluricultural.
Ha sido nuestro Partido el que ha impulsado legislaciones para promover la inclusión de los pueblos originarios, desde su reconocimiento pleno hasta garantizar su participación en la toma de decisiones para nuestro país.
En 2011, el Congreso local, por ejemplo, reformó el artículo 13 Constitucional -posteriormente la Ley de Derechos, Cultura y Desarrollo de los Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Puebla-, siendo el primero en el país en reconocerlos como sujetos de derecho público.
Asimismo, el PRI en sus documentos básicos exige a las instituciones respetar los derechos que marcan la Constitución y los Tratados Internacionales de los que somos parte.
En el marco de la declaración del Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas, seguiremos por la vía de mantener vivas sus tradiciones y cultura porque ello garantiza el recuerdo de su papel en la construcción del México de libertades que todos gozamos.