Teherán. Irán acusó a Estados Unidos de haber cerrado de forma «permanente» la vía diplomática y de «mentir» sobre su intención de negociar, al día siguiente de haber anunciado nuevas sanciones estadunidenses.
Al mismo tiempo que aumentaba la presión en un contexto ya muy tenso tras los ataques contra petroleros y la destrucción de un dron estadounidense abatido por Irán en la estratégica región del Golfo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo llamados de diálogo.
El lunes, Trump anunció sanciones contra el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, y el jefe de la diplomacia, Mohamad Javad Zarif, rostro de la política iraní de distensión con Occidente, considerado como un moderado y odiado por los ultraconservadores iraníes.
«Al mismo tiempo que llaman a negociaciones, ¡buscan sancionar al ministro de Relaciones Exteriores! Es evidente que mienten», declaró el presidente iraní, Hasan Rohani.
El portavoz de Relaciones Exteriores iraní, Abas Musavi, estimó por su parte que «imponer sanciones estériles contra el guía supremo de Irán y el jefe de la diplomacia iraní es cerrar de manera permanente la vía de la diplomacia».
El secretario estadunidense del Tesoro, Steven Mnuchin, precisó que las sanciones iban a congelar «miles de millones de dólares» de activos del país y agregó que se incluiría a Zarif en la lista de sanciones económicas «esta semana».
«Sanciones, ¿para qué?», se preguntó Rohani, «¿para congelar los activos del guía? Pero nuestros dirigentes no son como los de los otros países que tienen miles de millones en sus cuentas en el extranjero para que ustedes puedan imponerles sanciones».
«Esta Casa Blanca sufre problemas mentales. No sabe qué hacer», clamó el mandatario.
Irán y Estados Unidos rompieron sus relaciones diplomáticas en 1980 tras la Revolución Islámica y la toma de rehenes en la embajada estadounidense en Teherán. Se produjo un acercamiento bajo la administración de Barack Obama, con la conclusión en 2015 de un acuerdo internacional sobre el programa nuclear iraní.
Con este acuerdo, Teherán se comprometió a no dotarse del arma nuclear y a limitar drásticamente su programa nuclear, a cambio de la suspensión de una parte de las sanciones internacionales.
Pero tras su llegada al poder, Trump decidió retirar de forma unilateral a Estados Unidos del acuerdo y restablecer las sanciones económicas.