México/Notimex
México no sólo debe invertir en detectar a niños sobredotados, sino también trabajar en brindarles espacios para que desarrollen sus capacidades y sus aportaciones se queden en el país, aseguró el doctor Andrew Almazán Anaya.
Andrew es doctor en Innovación Educativa, tiene cinco maestrías, es psicólogo y médico cirujano. En 2016, inició un proyecto de investigación sobre un nuevo modelo educativo para los alumnos sobredotados en México y, actualmente, es director del Departamento de Psicología y de Investigación del Centro de Atención Al Talento (Cedat).
En entrevista con Notimex, el joven de 24 años de edad declaró que aún es poca la detección de niños con alto rendimiento cognitivo, pero lo más importante es que existan instituciones que brinden una atención distinta a la que se da en el sistema educativo nacional.
“Lo que es más complicado no sólo es detectarlos, sino que tengan un lugar donde llegar, es como el talento deportivo que se detecta, pero ahora a dónde van a entrenar, ese es el punto donde hace falta un poco más de conciencia”, aseveró.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en México existen alrededor de un millón de niños con inteligencia sobredotada, sin embargo, sólo se han detectado nueve mil casos por el Cedat.
“Mínimo la mitad de ese millón deben de estar en México porque tenemos el fenómeno de fuga de cerebros, de ahí nueve mil han sido detectados, eso significa que gran parte aún siguen perdidos en el sistema educativo, incluso muchos con malos diagnósticos o pensando que son alumnos problema cuando realmente tienen más capacidad”.
Explicó que para detectar a un niño sobredotado, se realizan pruebas especializadas de inteligencia que miden el coeficiente intelectual (IQ) de una persona respecto a los de su misma edad. El promedio es de cien puntos y a partir de 114 se habla de un porcentaje alto, aunque la OMS determina un IQ de 130 para ser considerado sobredotado.
Dichas pruebas deben ser aplicadas por psicólogos calificados, pues el 93 por ciento de los niños sobredotados son confundidos y mal diagnosticados con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
En este sentido, Andrew Almazán desarrolló el Perfil del sobredotado, el cual publicó en el artículo de Conacyt «El verdadero rostro del niño genio», donde explica que “los niños con sobredotación intelectual expresan aprendizaje rápido, hiperactividad, sensibilidad emocional, distracción, gusto por armar objetos y predisposición a conversar con mayores”.
No obstante, consideró que estos niños representan una minoría vulnerable en las escuelas, pues son propensos a recibir bullying.
“Se trata de ver cómo evitar que la inteligencia sea un estigma, en lugar de señalarlo como nerd hay que buscar cómo integrarlo o cómo darle más conocimiento. Si a un niño se le dan los conocimientos, las habilidades y el entorno adecuado, pueden ser niños normales aprendiendo a su propio ritmo”.
Andrew Almazán mencionó que la edad es otra de las limitantes que enfrentan los niños sobredotados, pues aunque tienen la capacidad de avanzar en sus estudios académicos no son aceptados por las instituciones.
“Si un niño tiene inteligencia no tiene que quedarse estancado en un sistema que no tienen la calidad todavía, debe tener la posibilidad de avanzar y posiblemente de sentirse aceptado”, dijo.
Expresó que si se cultiva de manera adecuada una mente puede llegar a hacer grandes aportaciones a la ciencia, las artes, el emprendimiento y la tecnología. Sin embargo, Almazán Anaya advirtió que si el sistema no responde a sus necesidades se genera la fuga de cerebros.