Leobardo Rodríguez Juárez
Hacia una economía moral, la ruta de la república amorosa y fraterna.
Tiempos difíciles se avizoran en el horizonte internacional en materia económica, el modelo neoliberal sigue mostrando cada una de sus falencias y las consecuencias de su funcionamiento a nivel internacional son claras: pobreza y desigualdad.
En este contexto de incertidumbre global es que aparece el nuevo libro del presidente Andrés Manuel López Obrador: “hacia una economía moral”. No se trata de un tratado de economía – como al que están acostumbrados los neoclásicos- en el que se estudian la oferta y la demanda, la utilidad y los costos; tal vez por eso, el ex Secretario de Hacienda, Ricardo Urzúa, resultó tan decepcionado con la publicación, es claro que nunca entendió que con AMLO primero se establecen las directrices de pensamiento para después extrapolarlas a las acciones de política pública.
Qué complejo resulta hacer una simbiosis entre ambos conceptos, la economía entendida como la ciencia de los recursos escasos y de la maximización de la utilidad; y la moral puesta como la disciplina filosófica que ayuda a distinguir entre el bien y el mal. Dice Julio Boltvinik que la economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del «libre mercado»: el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente.
El término economía moral fue acuñado por Edward Palmer Thompson en 1971, en un lúcido ensayo sobre los motines de subsistencia en Inglaterra del siglo XVIII. Dice Thompson que los amotinamientos de las masas surgen para atender una crisis, las masas tienen hambre y se levantan para exigir justicia. La economía moral surge como un conjunto conceptual que enseñaba la inmoralidad de lucrar con base en las necesidades de la gente, y después para referirse a las confrontaciones en los sitios de mercado sobre los derechos a los alimentos básicos. La economía moral, desde los ojos de AMLO, se concibe como respuesta para evitar esa rebelión de la multitud, esa rebelión del hambre y la pobreza.
El libro del presidente en sus dos primeros capítulos hace un puntual recorrido histórico por la forma en la que la corrupción se fue convirtiendo en el problema central de México y como fue que se materializó el fracaso del modelo neoliberal o neoporfirista que dominó durante 36 años consecutivos; en el tercer capitulo se plantean las diez nuevas políticas para la transformación.
Las definiciones contenidas en el libro son elocuentes y esbozan el centro motor del pensamiento en la 4T. El neoliberalismo es una forma de gobierno que “finca la prosperidad de pocos en el sufrimiento de muchos”, la corrupción es es el capitalismo de cuates, es decir el influyentísimo de una minoría que se ha lucrado con su cercanía al poder, es la causa principal de la desigualdad.
La austeridad republicana se concibe como el fin de los lujos, los dispendios y la opulencia que caracterizaban el ejercicio del poder; la separación del poder político y económico que asume que el gobierno ya no es un simple facilitador para el saqueo y ha dejado de ser un comité al servicio de una minoría rapaz; la democracia participativa permitirá que se acabe la vergonzosa tradición de los fraudes electorales; una nueva política exterior que rescate los principios diplomáticos de no intervención y libre autodeterminación de los pueblos; cumplimiento del mandato constitucional de que el Estado tiene la responsabilidad de promover y encauzar el desarrollo económico nacional. Sobre finanzas públicas, bienestar y el nuevo paradigma de seguridad escribiremos en una próxima entrega.
Quiero cerrar esta columna con la idea de construcción de la república amorosa y fraterna, la que se sostiene a partir de la honestidad, el desarrollo, la justicia y la seguridad. AMLO cita a Silvio Rodríguez para afirmar que a un buen revolucionario solo lo mueve el amor; rescata conceptos de Marx, Darwin, José Martí, del antiguo y nuevo testamento, Eduardo Galeano, Ricardo Flores Magón, Alfonso Reyes y León Tolstoi.
Hacia una economía moral es una compilación del pensamiento del presidente López Obrador, es su visión más profunda e intima del país, afortunadamente no es un manual neoliberal de economía. Es cierto, le falta detallar la ruta para la consolidación de las nuevas políticas de la 4T, pero resulta ser un mapa conceptual que ayuda a todos los que aspiramos a jugar un rol en esta nueva república amorosa. Este libro es la punta de lanza, corresponderá a cada uno de los servidores públicos federales, estatales y municipales dar cuerpo a las políticas que hagan realidad esta nueva era del país; será obligación de cada uno de los eslabones de este gran proyecto revolucionario, cumplir con las expectativas de la ciudadanía.
La felicidad que busca López Obrador, es la felicidad profunda y verdadera que no puede saberse únicamente en los placeres fugaces. Estos aportan felicidad instantánea, pero si no se ha otorgado la existencia propia un sentido adicional y trascendente después de ellos queda el vacío de la vida, que puede ser terriblemente triste y angustioso.
La anécdota: el primer ejemplar que firmó el presidente estuvo en Puebla, y fue para quien esto escribe. Los haters me censuraron por festejarlo demasiado, pero lo sigo haciendo, dicen las canciones alegres, solo hay una vida y se tiene gozar.
Nota final: Feliz cumpleaños a la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco, salud y alegrías, siempre.