Leobardo Rodríguez
Y la culpa no era tuya… nunca fue, ni será tuya
Para las mujeres de mi vida, por lo difícil que les ha resultado vivir en este mundo de hombres.
El violador eres tú, reza el canto que por primera vez se escuchó en el puerto chileno de Valparaíso y es una creación del colectivo feminista “Lastesis”, se ha convertido en un himno mundial contra las violaciones, abusos y acosos que sufren cotidianamente millones de mujeres. Ni dónde estaba, ni cómo vestía, el violador eres tú, completa el muy pegajoso y efectivo estribillo.
Aunque el canto ha roto fronteras, la preocupación debe ser mayor ya que una vez más la discusión de los que están fuera de la empatia feminista (que son la mayoría) está centrada en lo pegajoso ritmo, observamos manifestasiones absurdas que se mofan de la canción y el baile, como la del equipo sub 17 de las águilas del América, muestra clara de que hay sectores de la sociedad que no han entendido nada o les conviene hacer como que no han entendido nada.
En una normalidad empática, esos jóvenes futbolistas deberían ser una vergüenza para su afición, lamentablemente la cantidad de likes y retuits indican lo contrario, son el reflejo de una sociedad que no entiende la emergencia de erradicar la violencia contra las mujeres.
Este grito de guerra debe ser el principio del cambio de paradigma, cada vez es más dificil entender el odio que se profesa hacia las mujeres en esta sociedad del siglo XXI. El odio se encuentra en todos lados, se materializa de diversas formas, se disfraza de amor, protección, miente con palbras dulces, con piropos obscenos; encuentra su guarida en el “me debes amar” aunque tú no me quieras, por el simple hecho de que soy hombre y yo te amo. Se esconde en los lugares más seguros, en tu cuarto donde tu padre, tu hermano, tu primo o tu tío, esos que debieron cuidarte terminaron violentandote. La violencia se encuentra en el cine, en el antro, en la iglesia, en el parque, en la tienda de la esquina, en la universidad, en el taxi, en el microbus.
Por supuesto que la culpa no fue tuya, ni de tu falda, ni la decisión de tomar un taxi en la madrugada que era conducido por alguien que no pudo contener sus instintos bestiales y decidió raptarte para después violarte y matarte. La culpa no era tuya, ni por creer en la promesa de amor que después se convirtió en un despertar a golpes de bat; la culpa no era tuya por estar en una fiesta con amigos que te violaron multitudinariamente; la culpa no era tuya por decirle NO a alguien que te mató porque su machismo no le permitió lidiar con el rechazo de alguien que defendió su dignididad y derecho a decidir. No era tu culpa cuando le dijiste NO a tu jefe y terminó despidiendote de tu empleo, no era tu culpa por no acceder a las propuestas de tu profesor que te castigó en calificaciones sólo porque no decidiste formar parte de su colección de conquistas. No es tu culpa por gritarle al acosador en la calle y lo que recibas sean burlas y señalamientos de quiende deberían tratar de ayudarte, no es tu culpa no tomar como cumplido el vulgar piropo que te propino un desadaptado en la calle.Nunca será tu culpa.
No fue la culpa de Abril, fue de Juan Carlos; no fue la culpa de Ana Citlali, sino de Bernardo; no fue la culpa de Abigail sino de Jorge. No es el canto que nos taladra los oidos, es la resistencia de una sociedad a defender a sus mujeres; no es la pinta de monumentos, es la omisión de una sociedad que se indigna más por una estatua dañada que por la existencia de jueces corruptos que liberan a potenciales feminicidas y que al final terminan por aniquilar a sus victimas en sus historias de odio.
Más del cincuenta por ciento de la población son mujeres, resulta inaceptable que aun no cuenten con los mismos derechos y con las mismas oportunidades desarrollo, que sean violentadas y amenazadas por nosotros los hombres.
Dice Frida Guerrera en su brillante libro sobre el feminicidio en México que <<basta de ser indiferentes, no podemos dejar que se desangre el corazón de un país que pide -y debe- erradicar la violencia contra la mujer, contra los seres humanos. Debemos aprender a darnos la mano, a vernos de frente, no sólo cuando hay sismos de gran magnitud, entendernos siempre y también cuando se necesite>>.
Cierro retomando otra vez la investigación de Frida Guerrera, rescató tres datos (de los cientos de casos que ha documentado) que nos deben romper el corazón, el alma, el aliento.
- 11 pequeñitas entre 1 y 2 años fueron asesinadas a golpes o asfixiadas por su padre o su madre. ¿Las causas? Porque no dejaban de llorar, porque les estorbaban. El tema es el poder que los adultos ejercen contra las niñas.
- Bebés de 0 a 11 meses: 12 bebitas asesinadas a golpes por sus padres o madres; reportadas desaparecidas y encontradas muertas. Los responsables son quienes debieron cuidarlas y protegerlas. Sólo uno de estos espeluznantes casos presentó violación: el 26 de mayo de 2016 una pequeña de 9 meses fue violada y asesinada
- 49 entre 18 y 19 años fueron asesinadas, en su mayoría, por parejas o familiares. De muchas se desconoce al agresor y 6 permanecen sin identificar.
Datos que deben rompernos todo, para salir a las calles y gritar con todas las mujeres: “Y la culpa no era tuya, ni dónde estabas, ni cómo vestías… el VIOLADOR, eres TÚ”