Carolina Gómez Macfarland
Que no cunda el pánico!!!
Actualmente, así como en otros momentos de la historia, la sociedad vive situaciones que ponen en peligro la vida de quienes la integran. Por su puesto, se experimenta un estado de constante alerta y miedo excesivo.
Esta puede ser una reacción normal, pues el miedo es una emoción que nos recuerda que estamos en riesgo y que debemos salvarnos. Sin embargo, es preciso conocer porqué a veces resulta más peligrosa una posición de alarma permanente, que el propio fenómeno que amenaza la vida.
Resulta, que hay algo llamado pánico colectivo, que es un contagio de emociones que hace que un grupo de personas se comporte de forma alterada y que, de no controlarse, pueden sin duda, ponerse en un peligro mayor. Cual una estampida de animales, una histeria colectiva.
Esto sucede porque además de tener habilidades cognitivas complejas, somos mamíferos, con instintos de supervivencia y llenos de emociones cuya función es mantenernos a salvo.
Una emoción alerta, reacciona y comunica, para que nos adaptemos al medio, protejamos a nuestra manada y nos defendamos de las amenazas constantes, igual que otras especies, es parte de nuestra naturaleza.
Sin embargo, al poseer conciencia y razonamiento, podemos siempre analizar durante unos segundos lo que realmente sucede a nuestro alrededor y tomar decisiones que eviten ponernos en un riesgo aún más grande.
Esto sería lo ideal, pero no lo hacemos, y se cunde el pánico mucho más que un virus, el ambiente se impregna de miedo, de pensamientos catastróficos y de comportamientos impulsivos que lejos de ponernos en un lugar seguro, provocamos justo lo que tanto tememos, pues sucede aquí una paradoja interesante: si por ejemplo, se propaga el rumor de que hay desabasto de víveres, gasolina u otros productos de primera necesidad, corremos desesperadamente a hacer compras que no estaban programadas ni para nosotros, ni para quienes las ofrecen, de esta manera se vacían los anaqueles, se acaba la gasolina y confirmamos así que efectivamente todo se acabó. De nuevo el pánico y de nuevo el peligro.
Además de que también podemos ser susceptibles a la manipulación de ciertos grupos de poder, que desvían a la manada hacia sus propios intereses.
Ninguno de estos comportamientos ayuda. Porque no nos autonombramos la especie superior por excelencia, debido a nada.
Es precisamente esta capacidad única y humana, de darnos cuenta de que existimos y pensamos, la que debemos poner en práctica cada día, haya o no una situación catastrófica, para que así podamos encontrar una mejor solución a cada problema.
Es una invitación, casi una obligación, ejercitar nuestras habilidades emocionales e intelectuales para lograr una madurez que nos permita disfrutar de la vida, de las relaciones con los demás y con nosotros mismos.
¿Podemos tener miedo? Sí. ¿Podemos paralizarnos por un momento? Sí. Pero también podemos analizar los que sucede y tomar una mejor decisión ante el peligro.
Tomemos las debidas precauciones siempre para mantenernos sanos y salvos, y poder entonces, hacer y dejar algo bueno a la humanidad. ¿No es esa nuestra misión?
Y RECUERDEN, TODO SALDRÁ BIEN AL FINAL. Y SI LAS COSAS NO ESTÁN BIEN, ENTONCES, TODAVÍA NO ES EL FINAL.