En su participación en el programa nacional «Hombres en Sana Convivencia«, en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) se analiza la importancia de ejercer una sana masculinidad, alejada de estereotipos patriarcales o hegemónicos y así, impulsar la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres.
Esta campaña se creó durante el confinamiento por COVID-19, a iniciativa de la Red de Masculinidades Cómplices por la Igualdad, en la que también participan otras universidades como la Veracruzana, la Autónoma de Querétaro, organizaciones civiles, dependencias federales y la propia BUAP.
A nivel institucional, desde 2014 la Máxima Casa de Estudios en Puebla promueve acciones con perspectiva de género, centradas en analizar el problema de violencia hacia las mujeres, así como las desigualdades que enfrentan. No obstante, aún falta enfocar la atención en los hombres que la ejercen y además discriminan a partir de su masculinidad.
Por lo anterior, en el mes del padre y de otras conmemoraciones como el Día Naranja y el Día del Orgullo LGBT+, a través del Centro de Estudios de Género y la Dirección de Acompañamiento Universitario DAU, la BUAP organiza charlas con académicas y académicos cuyo campo de estudio son las masculinidades, la salud mental de los hombres, el feminismo, estudios de género y diversidad sexual, para propiciar el diálogo y la reflexión constructiva en distintas plataformas digitales.
En una de las primeras transmisiones se abordó el ejercicio de las masculinidades alternativas en la cotidianidad, en la que conversaron la maestra en Políticas Públicas y Género, Isabella Esquivel Ventura; Mauro Antonio Vargas Urías, director de la asociación civil Género y Desarrollo (GENDES); la especialista en temas de género, Elva Rivera Gómez, y el director de la DAU, Juan Carlos Pinacho Cruz, ambos de la BUAP.
El término masculinidades se vincula al estudio de la forma en que los hombres o quienes se identifican así se comportan en el entorno social hacia las mujeres y otros grupos en situación vulnerable, usando el machismo, la violencia, discriminación y desigualdad como elementos para mantener el control. No obstante, el término también alude a las alternativas de ejercer la masculinidad a partir del feminismo y sus preceptos de igualdad, dignidad, inclusión y no violencia.
En este sentido, Mauro Antonio Vargas refirió que esta campaña persigue que la igualdad sustantiva sea un hecho y no sólo se quede en discurso, por eso las acciones que proponen parten de tres ejes principales: el cuidado de la salud mental y emocional, impulsar el buen trato entre mujeres y hombres dentro del entorno familiar, y generar transformaciones sustentadas en los dos anteriores, que permitan la construcción de un tipo de hombre distinto, que se aleje del modelo machista o patriarcal.
Por su parte, Isabella Esquivel insistió en la urgencia de que los hombres participen en los procesos de construcción de la igualdad de género, sobre todo en un momento como el que vivimos a nivel global, donde las familias están obligadas a convivir de tiempo completo y las dinámicas particulares de los hombres pueden apegarse a estereotipos o patrones de masculinidad hegemónica.
Finalmente, los académicos coincidieron en que aún falta mucho por hacer para que los hombres se cuestionen su masculinidad y cómo la ejercen, aunque cuando lo hacen queda a nivel personal porque en un contexto global, las diferencias, desigualdad y machismo aún son evidentes, por eso la importancia del análisis propositivo y la reflexión teórica que se traduzcan en acciones efectivas.