Roberto Quintero
Se dice que los amigos son la familia que uno elige y estoy convencido de ello.
Emprender no es tarea fácil, se requiere tener un sueño, la fortaleza para hacerlo realidad y la resiliencia para que, a pesar de los obstáculos, sigas con la misma pasión y entusiasmo en la batalla.
Los hombres y mujeres somos seres sociales por naturaleza y es por ello que la mejor manera para emprender es con el consejo y el acompañamiento de otros, idealmente de tus amigos.
El emprendimiento solitario no siempre es recomendable ya que genera miopía de taller o amor ciego por tu producto, nunca está de más la opinión objetiva, realista y cariñosa de un buen amigo, el cual te diga la verdad, pero sin quebrar tu espíritu emprendedor.
Incluso en la institucionalización de la empresa, un buen amigo puede ser el miembro no patrimonial fundador de tu primer consejo de administración. Proponle que una vez al mes desayunen juntos para que por escrito le des tus metas numéricas del mes y en el siguiente desayuno le rindas cuentas y enfrentes la realidad de haberlo o no logrado.
En el aspecto emocional, el amigo del emprendedor es clave, ya que éste le pone los pies en la tierra cuando la soberbia lo ciega, o le extiende un abrazo y palabras de aliento cuando se ha tropezado y requiere levantarse.
Si la amistad es tu punto débil, es decir, eres sociable por naturaleza, eres un emprendedor muy poderoso, finalmente la persona y su forma de relacionarse es lo más importante en todo emprendimiento, lo material es temporal y relativo.
Te invito a hacer una lista de las personas que más te han impulsado a no tirar la toalla y seguir en tu emprendimiento, seguramente la mayoría de ellos son tus amigos.
«Soy exitoso el día de hoy porque tuve un amigo que creyó siempre en mí y no tuve el corazón para defraudarlo»
Abraham Lincoln