Humberto García Flores
En los últimos meses, junto a las coyunturas de la pandemia del SARs COV 2, el desarrollo de una vacuna para ésta y la guerra comercial entre Estados Unidos y China, surgió la falsa idea de que la quinta generación de la comunicación móvil, conocida como 5G, puede traer consecuencias graves a la salud, incluso alteraciones cerebrales que afecten nuestro comportamiento, lo cual, insisto, es completamente falso.
Desde 1973, y más o menos cada década, surge una nueva generación de comunicación móvil y todas éstas ocupan el mismo medio de transporte: ondas electromagnéticas en el aire, que al igual que la radio o la televisión ocupan la banda denominada espectro radioeléctrico; lo que hace diferente a cada generación es el desarrollo de nuevas tecnologías y regulaciones nacionales e internacionales que permiten mayor alcance, velocidad y eficiencia.
La primera generación (1G) surge en los años 70 y se hace popular en los años 80, sólo permitía la transmisión de voz, empleando los principios del radio de onda corta y un receptor de baja potencia denominado teléfono móvil; el concepto de teléfono celular surge debido a que un conjunto de transmisores era destinado a una célula geográfica.
En los años 90 surge el 2G, se aprovecha el maduro desarrollo tecnológico de las computadoras para digitalizar las comunicaciones, es decir la voz es transformada en un paquete de datos antes de «subirlo» a las ondas electromagnéticas para transmitirlo. Lo anterior permite también el envío de mensajes de texto empleando el mismo concepto.
Al iniciar el siglo XXI, el internet se ha consolidado en el mundo y surge el 3G, el cual permite ahora no solo la transmisión de voz y mensajes, se adicionan protocolos para el envío de correos electrónicos y descarga de aplicaciones mediante una incipiente conexión a internet.
Para la década de 2010, el teléfono móvil se transforma en teléfono inteligente, cada móvil de esta década cuenta con posibilidades tecnológicas muy parecidas a una computadora personal de finales de los 90. Surge entonces la red 4G, la cual funciona mediante IP (Internet Protocol). La cuarta generación de la comunicación móvil básicamente es el internet inalámbrico, el cual transmite datos que son transformados en voz, mensajes, aplicaciones, correos electrónicos, imágenes y más.
La red de quinta generación o 5G, cuyo despliegue es inminente, tiene un enfoque adicional en el denominado Internet de la cosas (IOT, por sus siglas en inglés). Además de las prestaciones a las que ya estamos acostumbrados con las redes de 3G y 4G, esta generación permitirá que cualquier objeto con conexión a internet pueda comunicarse de forma extremadamente rápida y eficiente con cualquier otro dispositivo, intercambiar datos y proponer mejoras a los procesos humanos.
La red 5G, al igual que sus antecesoras usa el mismo medio de transporte: ondas electromagnéticas, por lo que, de acuerdo con la OMS, no representa un riesgo sanitario. Sin embargo existen riesgos de mayor envergadura que deberán vigilarse, tales como la seguridad y la confidencialidad de los datos sensibles de las personas y las organizaciones en el mundo hiperconectado.