Carolina Goméz Macfarland
¿Quieres conocer a Andrés?, vive con él un mes… Eso dicen las malas lenguas. Sin embargo, no hace falta tanto tiempo para conocer a alguien. Basta con conocer a su mascota.
Algo más que un amigo. Además de las innumerables cualidades de los animales, una mascota o animal de compañía, puede convertirse en un miembro no humano y exponer las dinámicas de un sistema familiar.
La familia es un sistema relacional, donde la integración de un nuevo miembro o la salida de éste, provoca modificaciones en los roles y comportamientos de todos los demás, y la llegada de una mascota produce exactamente el mismo efecto.
Es fácil determinar el tipo de dinámica que se vive en el sistema, con solo ver la interacción de la mascota con todos sus miembros. Pues no será igual su relación y conducta con el padre, la madre o cualquiera de los hijos.
¿Qué de interesante tiene esto? Saber que podemos integrar a una mascota en nuestro hogar sabiendo que su presencia puede ayudar a mediar una dinámica familiar tensa, a sobrellevar los cambios en todas las etapas de crecimiento de cada miembro y del sistema en su totalidad.
Una mascota puede satisfacer necesidades de compañía en un joven que vive solo, ayuda a desarrollar habilidades para el cuidado de otro ser vivo en parejas sin hijos, prepara a los niños para manejar experiencias posteriores de la vida, incluida la muerte de un ser querido, ayuda a los ancianos a aumentar la satisfacción de vida, reduce la sensación de soledad y sirve para un adecuado manejo de emociones y socialización.
Los perros, por ejemplo, facilitan la creación de redes sociales, al entablar conversaciones con personas desconocidas, mientras se comparten actividades relacionadas con ellos, tales como el paseo diario.
Un miembro no humano tiene el mismo efecto que cualquier individuo dentro de la familia, aprende a responder como los demás a partir de las repeticiones en las interacciones dentro del hogar. Puede aprender cuál es su rol, según las necesidades de cada uno. Responderá como un niño intolerante, una persona celosa, o tal vez puede ser sociable y actuar positivamente ante personas extrañas. Dependerá de cómo nosotros mismos respondemos a cada situación, reforzando así las conductas de nuestra mascota. A quién protege, a quién le teme, a quién agrede o, con qué compañía prefiere estar.
Ahora más que antes, las mascotas cobran un importante significado en la vida del ser humano, pues a través de innumerables investigaciones, se confirma que los animales de compañía, nos ayudan a lidiar mejor con las interminables demandas de la vida cotidiana.
Un perro, un gato, un ave o cualquier especie que represente una compañía saludable para una persona, siempre será bienvenida.
Recordando claro, que son seres vivos que necesitan también de nuestros cuidados y atención, y que, aunque no suplirán la presencia de otro ser humano, forman parte de nuestra naturaleza, a la que necesitamos para sobrevivir.
Así que, valoremos, respetemos y amemos a nuestras mascotas, después de todo, uno nunca sabe cuántas cosas sorprendentes puedan pasar gracias a ellas.
Y RECUERDEN, TODO SALDRÁ BIEN AL FINAL. Y SI LAS COSAS NO ESTÁN BIEN, ENTONCES, TODAVÍA NO ES EL FINAL.