Ernesto Ordaz Moreno
“La justicia es la reina de las virtudes republicanas y con ella se sostiene la igualdad y la libertad” (Simón Bolívar)
En la Constitución encontramos las respuestas básicas a nuestras preguntas esenciales; por ello se insiste en la trascendencia de su lectura, conocimiento y análisis. Nuestra Ley de leyes está redactada para todos y cada uno de los que vivimos en México, seamos o no oriundos de esta tierra de libertad y de oportunidades, protege y garantiza nuestros Derechos Humanos, por ello debemos conocerla.
Especial énfasis concede la Constitución a la libertad, a la igualdad y a la justicia, que en su artículo 13 dispone que: “Nadie puede ser juzgado por leyes privativas ni por tribunales especiales. Ninguna persona o corporación puede tener fuero, ni gozar más emolumentos que los que sean compensación de servicios públicos y estén fijados por la ley. Subsiste el fuero de guerra… los tribunales militares en ningún caso y por ningún motivo podrán extender su jurisdicción sobre personas que no pertenezcan al Ejército. Cuando en un delito o falta del orden militar estuviese implicado un paisano, conocerá del caso la autoridad civil que corresponda.”
En efecto, nuestra libertad se circunscribe a leyes que regulan nuestras actuaciones particulares, pero, sobre todo, en que limitan a quienes ostentan el poder público, pues su actuación debe ajustarse únicamente a lo que está permitido en ellas, además que las autoridades DEBEN promover, respetar, proteger y garantizar los Derechos Humanos.
Y, en ese sentido, dicha libertad se relaciona directamente con la igualdad, sobre todo, con la igualdad que concede la ley al proveer de los mismos derechos y oportunidades, a través de sus atributos: generalidad, abstracción y permanencia. Luego, al ser libres e iguales, nos regulan las mismas leyes otorgándonos los mismos derechos y las mismas obligaciones, por lo que, para ser juzgada una conducta debe atenderse a una ley general, abstracta, permanente y previa al hecho.
Y ahí encontramos la limitante a las autoridades y a quienes ostentan el poder público, pues cargan el pasivo de omitir juzgar empleando para ello una ley privativa (que se entiende como aquella creada para ciertas personas que encajan en una hipótesis específica, que atiende criterios particulares y concluye su vigencia después de haber sido aplicada), o un tribunal especial (aquél creado posterior al hecho o conducta a juzgar y su temporalidad concluye después de juzgar el caso concreto), que no es lo mismo que un tribunal especializado.
Lo anterior se adiciona con el hecho de que ninguna persona o corporación puede tener fuero, es decir, privilegios o prerrogativas, beneficios que lo hagan percibirse como distinto y superior a todos los demás. Separando al ámbito castrense del civil, al punto de que, si existiera involucrado un civil en delitos militares, se juzgaría a la persona a través de una autoridad civil; puesto que la Constitución separa el poder militar del poder civil, a cada cual le otorga su importancia.
En tal virtud, debemos potencializar nuestros Derechos Humanos, recordarle a todos los que nos rodean que somos libres e iguales, que estamos en la conformación de una sociedad justa, con un marco de equilibrio entre los poderes y que las autoridades están para proteger y garantizar nuestros Derechos.
Por ello, cuando a uno de nosotros se le juzga, dicha acción será con base en leyes elaboradas por el Poder Legislativo, aplicadas por el Poder Judicial, que son generales, abstractas e imparciales, a través de un Tribunal creado en una ley, o bien, que se trate de un órgano legal con atribuciones jurisdiccionales, pero previstas en una norma, con anterioridad al hecho que se va a someter a escrúpulo.
Nos encontramos ante la presencia de un juzgador que entienda de la igualdad jurisdiccional, pues se debe procurar igualdad para acceder al juez, igualdad en el trato que le otorgan a las partes que son juzgadas, altamente capacitado para que respete los Derechos Humanos y cumpla con el debido proceso, para ello, forzosamente debe el tribunal ser independiente y autónomo, frente a otros poderes, para que al resolver, su sentencia esté debidamente fundada y motivada, justificando de manera objetiva e imparcial la razón de la decisión, con base en pruebas.
Invito a todos a leer la Constitución, a conocer sus Derechos, resaltar que somos libres e iguales, impedir que el Poder Legislativo llegue a generar leyes privativas ni que se permita se juzgue a un igual por un Tribunal Especial. Respeta la ley, actúa en justicia. Las autoridades sólo pueden actuar en el marco de la ley. Hagamos que se respete el equilibrio de poderes en los términos constitucionales. Justicia para todos. “Al margen de la ley, nada. Por encima de la ley, nadie.” Recuerda: tú integras México, la República se conforma de todos. Hagamos vívida la independencia. Caminemos a un mejor futuro. Nosotros hacemos grande a nuestra patria. Ánimo y que ¡Viva México! ¡Viva Puebla! ¡Vivan los héroes que nos dieron patria!