Roberto Quintero
Fue en el año de 2016 que el Papa Francisco visitó México y como buen jesuita, no escogió un lugar como las zonas de Angelópolis o Polanco para el encuentro con el sector empresarial; en su lugar decidió ir a donde más se necesita su mensaje, a Ciudad Juárez, Chihuahua, la ciudad de la maquila, la ciudad de las desaparecidas de Juárez.
Cientos de empresarios y líderes empresariales de todo el país tuvimos la oportunidad de escucharlo. Momentos antes de que el Papa tomara la palabra, se invitó a una familia de clase obrera de Juárez a que compartiera su testimonio con nosotros, la familia pasó al frente a ser escuchada por el sector empresarial de todo el país.
La mamá fue quien tomó la palabra y su discurso fue demoledor:
«Agradecemos las fuentes de trabajo que nos brindan, pero queremos hacerles notar que en aras de la productividad y de la competitividad, sus condiciones laborales están convirtiendo a los hogares en simples dormitorios, los sueldos obligan a que ambos padres tengan que salir a trabajar en empresas donde hay hora de entrada, pero no de salida. Queremos Paz, Justicia y condiciones laborales que nos permitan atender a nuestra familia».
El silencio inundó el auditorio.
Posteriormente el Papa Francisco nos compartió su mensaje. Comparto algunas frases que me movieron como empresario, pero sobre todo como persona:
– «Las guerras se van gestando de a poquito en poquito por la mudez y el desencuentro».
– «Uno de los flagelos más grande para los jóvenes es la falta de trabajo sostenible y proyectable».
– «La mejor inversión que se puede realizar es invertir en la gente, en la familia».
– «El empresario debe evitar convertirse en el esclavista de nuestros días, arrastrado por el mar seductor de la codicia».
– «En ocasiones tenemos que perder para que todos ganen».
Evitemos gestar desencuentro en nuestro entorno, todos somos empresa y todos somos México. La empresa la formamos juntos, en comunidad.
Este mundo a veces nos quita la capacidad de soñar, de la gratuidad y como dice mi amigo Rubén, la vida es un viaje corto.
Aprovechémoslo al máximo siendo felices y procurando la felicidad en los demás.
En algún momento, todos hemos llegado a perder de vista la base humana de las personas que trabajan con nosotros y conforman nuestra empresa, enfocándonos más en la productividad, el rendimiento y el cumplimiento de objetivos, cuando somos más que eso.