Dr. José Javier Báez Rojas
Ningún modelo educativo es perfecto, todos por alguna razón tienden a excluir a las personas bajo ciertas circunstancias. El modelo educativo mexicano que ha generado a los científicos actuales, permitió que hijos de campesinos, ferrocarrileros, obreros y costureras pudiesen acceder a la educación y, algunos de ellos hoy, son parte de la planta científica de nuestro país. Incluso hay casos en los que los jóvenes tuvieron que estudiar y trabajar al mismo tiempo para tener educación.
La exclusión la sufrieron aquellas personas que económicamente no les fue posible acceder a la educación impartida por el Estado y personas que vivían muy alejadas de las grandes ciudades sin posibilidades de vivir en las grandes ciudades donde están establecidas las universidades.
Actualmente, por la contingencia sanitaria, la exclusión de la educación no se da por motivos económicos, ni sociales, sino más bien por situaciones geográficas, por la imposibilidad de atender las clases en un aula y por la infraestructura tecnológica, en particular la red de internet es insuficiente o inexistente en grandes extensiones del país.
No es necesario irse a la sierra o a poblaciones muy alejadas de las grandes ciudades para ver esta situación, sólo basta con visitar alguna población pequeña en donde la red telefónica es casi inexistente y consecuentemente instalaciones de internet por cable brillan por su ausencia.
La inexistencia de la infraestructura para tener internet se vuelve el motivo de exclusión de la educación para una gran cantidad de jóvenes y niños. Ciertamente están floreciendo nuevas compañías que proveen señal para telefonía y datos, pero nuevamente, empiezan por las grandes ciudades. Las pequeñas poblaciones están condenadas a esperar.
Otra limitante es el costo para contratar internet en las compañías de telefonía celular para tener acceso a datos de internet.
Toda crisis presenta retos y las personas buscamos soluciones para continuar en la formación personal y educativa de los niños y jóvenes. La solidaridad debe de ser un camino para lograr este objetivo.
En una población, donde la infraestructura de las redes telefónicas es casi inexistente pero que sí llega la señal de telefonía celular, una opción puede ser que un grupo de familias se junten para contratar un plan únicamente para que sus hijos tengan acceso a las clases en línea.
Tal vez los presidentes municipales deberían de invertir en un servicio gratuito para la población habilitando espacios donde los niños y los jóvenes puedan acudir a tomar sus clases en línea cuidando las medidas de sanidad básica.
Esta contingencia nos tomó por sorpresa, y el internet se ha vuelto un artículo de primera necesidad para continuar con la preparación y formación educativa, el trabajo, las compras y las noticas diarias.
Sólo la solidaridad es la que nos puede ayudar a que nuestros vecinos, familiares, jóvenes y niños puedan continuar con su formación educativa.
Quizá la mejor opción sería habilitar las redes de electricidad para el envío de datos de internet. De esta forma, toda casa que cuente con luz eléctrica tendría acceso al internet.
Sin duda sería una inversión muy grande, pero la por necesidad de continuar con la educación y formación académica debe ser el futuro de nuestro país, ojalá alguien lo tome como proyecto. Aunque este párrafo es mas parecido a un deseo inalcanzable.