Raymond Jolicoeur
Tengo la impresión de que la libertad de expresión anda muy bien en la administración de Andrés Manuel López Obrador, por lo menos mucho mejor que en las últimas décadas.
Estamos bombardeados de tantos ataques contra la administración de AMLO, pero sobre todo contra su persona.
Fernanda Familiar tiene una fascinación en destruir su imagen.
Con su muy estudiada simpatía norteña que tanto agrada a las masas, días antes del 15 de septiembre, se suscitó una confusión en la catedral cuando el ejército fue a cerrar las calles del primer cuadro para prevenir el contagio de aglomeraciones durante los festejos patrios.
Pedro Ferriz no perdió oportunidad para anunciar una toma militar de la catedral, noticia que fue desmentida por la misma Iglesia Católica.
Su agenda de hoy en día es destruir la cuarta transformación.
Anduvo circulando un video falso del papa Francisco en el cual pide a AMLO que no lo mencione en sus discursos, un video mal hecho con una imitación pésima del acento argentino propio del Papa.
Este pontífice ha criticado abiertamente al sistema neoliberal y nunca hubiera criticado a nuestro presidente por favorecer a los pobres, tal como lo haría el mismo Jesús. No fue sino otra fake news.
Veo con mucha tristeza la gestación en este querido México del grupo fascista Frenaaa, el cual está tratando de hacer un golpe de estado en plena pandemia, cuando la situación económica esta tan frágil y sorprendentemente nadie los ha censurado como tal.
Ahora, recordemos cómo manipularon la información las administraciones de Calderón y de Peña Nieto.
García Luna, mano derecha de Calderón, actualmente encarcelado en Nueva York, metió a la cárcel y torturó a varios periodistas que hablaban mal del presidente en su momento.
Jesús Lemus, quien relacionó a García Luna y a Calderón con el cartel de Sinaloa, acabó en la cárcel durante tres años.
Peña Nieto sacó del aire a Carmen Aristegui por divulgar el escándalo de la casa blanca.
¡Todo esto sí fue vil censura!
El desplegado en defensa de la libertad de expresión firmado por 650 personas atacando a AMLO por ‘impedir la libertad de expresión’ perdió toda validez al saber quiénes se encontraban entre los firmantes: personajes dedicados a defender el neoliberalismo tales como Enrique Krauze y otros más quienes recibieron cientos de millones de pesos durante la administración de Peña Nieto para guardar silencio y favorecer a su jefe.
¡Qué cinismo hay que tener para clamar por un derecho que ellos compraron sin dignidad!
Nunca en México tuvimos más libertad de expresión que ahora. AMLO evidencia a los reporteros vendidos que lo atacan. Está en su derecho de hacerlo.
Todos los que quieren atizar el odio hacia AMLO tienen toda la libertad de hacerlo. Al final todo cae por su propio peso.
Vive le mexique!