Maritza Mena
Los contrapesos para la vida democrática de México son necesarios para mantener un sano equilibrio en el desarrollo económico, político y social, que hoy se deteriora por decisiones mayoritarias que han extinguido importantes programas que apoyaban el arte, la ciencia, el emprendimiento, la seguridad o la salud.
De un “plumazo” fueron cancelados recursos financieros para atender sectores sociales a través de fideicomisos públicos que tenían estrictos controles y que hoy se manejarán en opacidad, la centralización, la crisis económica y sanitaria ha dejado a todos los ayuntamientos de México con una disminución de participaciones, en algunos casos, superiores al 40 por ciento; además, en medio de la pandemia, la mayoría de Morena y sus aliados aprobaron en la Cámara de Diputados usar 33 mil millones de pesos del Fondo de Salud para el Bienestar, acto reprobado por los partidos de oposición, quienes aseguraron que no existe garantía de seguir atendiendo enfermedades catastróficas como el cáncer.
Todas estas decisiones a la vista y en los hechos han sido erróneas y los recursos públicos han tenido un destino poco claro, lo que ha mermado las preferencias electorales del partido en el poder. Tal vez la prueba más cercana del hartazgo social sucedió en las elecciones de Hidalgo y Coahuila, donde el PRI ganó los municipios más importantes, y en esta última entidad tuvo “carro completo” en diputaciones, contra los pronósticos adversos de que algo así sucedería.
Sin embargo, en esos estados el gobierno en turno pertenece al partido tricolor y tiene niveles aceptables. Miguel Riquelme se encuentra entre los primeros cinco mejores gobernadores del país, de acuerdo con la aprobación promedio de marzo a septiembre, según información de una prestigiosa casa encuestadora.
En Puebla el panorama político es distinto, y se reconfiguró después de la elección extraordinaria. Tanto el Poder Legislativo como Ejecutivo y los principales ayuntamientos pertenecen al partido en el Gobierno, y han tenido casi los mismos desaciertos que a nivel federal. Falta de inversión en obra pública o sobrecostos en adquisiciones de los gobiernos del partido en el poder son algunos ejemplos.
Además, se han aprobado Leyes que han llegado a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) a través de acciones de inconstitucionalidad, por no tomar en cuenta la opinión de otras fuerzas políticas, pero también por desatención, desinterés, o falta de oficio político.
El próximo martes arranca formalmente el proceso electoral para renovar el Congreso de Puebla en su totalidad y los 217 Ayuntamientos, y hoy todos los partidos políticos tienen la oportunidad de reconquistar, ante la falta de resultados de los gobiernos en turno, el voto consciente del electorado. Los contrapesos serán fundamentales para lograr un sano equilibrio en nuestra democracia.