Lorenzo Rivera Nava
El tema de los últimos días sin duda, ha sido el de la alianza PRI, PAN y PRD que se espera ocurra a nivel federal, estatal y municipal, dependiendo de los escenarios y el perfil político que cada una de las entidades busque en la elección del 2021 que dicho sea de paso, será la más grande de la historia de México.
Las opiniones se encuentran divididas, sin embargo, como militante priista con más de 10 años compartiendo triunfos y derrotas del tricolor, concuerdo con esta nueva alianza política, que si bien ha sido juzgada por ideologías y rivalidades de los hoy ahora unidos, los positivos de este nuevo pacto me parecen aun más importantes, como lo son, el equilibrio de representatividad legislativa y la lucha contra gobiernos que en tan solo dos años, han expuesto una evidente improvisación que carece de sensibilidad ciudadana.
Y es que, hablando de improvisación, a nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador parece que le falla la memoria al calificar de “vergonzosa” esta alianza política, cuando el mismo ha sido protagonista de ellas y en más de una ocasión, como ocurrió en el 2006 con el PRD, PT y Convergencia, luego en el 2012 por el mismo PRD, PT y MC, y en la elección del 2018, ya por Morena, con el PT y el PES, además de que fue militante del PRI en los 70´s y presidente del PRD de 1996 a 1999.
Los mismos que hoy están en contra de esta alianza, son aquellos que, hasta hace no mucho, pedían una oposición comprometida y organizada que respondiera a las demandas ciudadanas y no a intereses de partido, es entonces donde se deja ver, que si no es como ellos dicen, no está bien.
Sin duda, esta alianza tiene un reto mayúsculo, y es la de buscar los mejores perfiles en cada región que abanderen las causas sociales y reconcilie en algunos casos, a una oposición que hoy, históricamente, busca la unión de sus liderazgos y militancia por un objetivo común: contrarrestar una “transformación” sin resultados y la falta de experiencia al gobernar.
Tal como el historiador Enrique Krauze lo señala, se requiere de un equilibrio de poder contra el régimen autoritario y populista de AMLO y que, además, forma parte del juego político actual que esta dispuesto a enfrentarse contra la concentración de poder.