Ernesto Ordaz Moreno
“El mundo cambia en un instante y nacemos en un día” (Gabriela Mistral)
Un nuevo año comienza, nuevas esperanzas, ilusiones, propósitos, proyectos y metas. Sin embargo, en realidad, nada cambia, el tiempo es sólo un invento de la humanidad, una medida de la sociedad, por ello, felicito a quienes ponen sus mentes y espíritu en la posibilidad de renovar sus hojas en blanco para escribir o reescribir su propia historia; nunca es tarde para empezar y el momento idóneo es hoy. Los cambios, ciertamente, nacen en el interior de cada individuo, pero sus efectos se reflejan en el mundo exterior. Así que, la meta de este año debe ser cambiar nuestro interior para acercarnos a ser un ciudadano del mundo.
Toda acción genera una reacción y, en ambas, producen tanto consecuencias como responsabilidades. El año que concluyó nos dejó diversas experiencias y aprendizajes, primordialmente, una transición de pensamiento, modificando las prioridades personales, haciendo pausas en el vertiginoso ritmo de vida, concediéndole valor a la vida, a la salud, a la familia, a nuestros seres queridos.
En esa tesitura, hago el cuestionamiento sobre la educación que debemos adquirir para ser ciudadanos del mundo, dejar atrás el concepto de patriota o agente de ejecución exclusivamente local, pensar de manera globalizada para adaptarnos a cualquier grupo social, a cualquier medio ambiente, a cualquier lugar, sin importar las circunstancias. Vivimos en esta aldea global y debemos cuidarla, en beneficio colectivo y de nosotros en lo particular.
Europa ha iniciado un proyecto de ser un continente “verde”, con una gran protección al medio ambiente y con ello, las energías limpias; se encuentra en la visión de redistribuir a su población en todos sus territorios, reduciendo la densidad poblacional en las ciudades, pero fomentar pequeños núcleos poblacionales que, a pesar de su tamaño, tengan un mejor nivel de vida, sin estrés, con mejor convivencia, incorporados a la economía local y mundial, a través de la tecnología.
Debemos prepararnos para incorporar nuestra vida económica, profesional y personal a la nueva era digital, donde habrá menos convivencia física y mayor contacto digital.
Las redes sociales tendrán una gran proyección y la comunicación será un factor de ajuste ante la velocidad de la tecnología. Las inversiones deberán dirigirse a las energías verdes (Agencia de Energía del Estado @Rosoriodiaz), a la infraestructura de fibra óptica o de comunicación electromagnética (5G); además, especial énfasis en la Agenda 2030 suscrita en la Organización de las Naciones Unidas, ratificada por México, pues dichas medidas son acuerdos que deben aplicarse.
En ese complejo propósito, debemos observar que hay pobreza en la mayoría de las sociedades, fanatismos que no se logran erradicar, violencia a un grado casi extrema, lo que ha generado migración de las sociedades en vías de desarrollo a los países que ya están en desarrollo. El tema deviene complicado porque ¿cómo se va a asimilar a la población que no cumple con esa preparación que requiere el nuevo paradigma social? O se le prepara para anexarlo o se le excluye. Y no sólo se trata de una preparación en tecnología sino en forma de vida.
El gobierno de México debe, de una u otra forma, cumplir con la Constitución General de la República, la cual otorga importancia a la persona, al individuo, a quien le reconoce derechos no sólo los previstos en este país sino cualquiera reconocido en una norma internacional.
La Carta Magna ordena que las políticas deben tener como fin el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo, respetando a la naturaleza, la diversidad, la dignidad humana, eliminando los privilegios, para lo cual, debe fomentar el crecimiento económico, para una más justa distribución del ingreso y de la riqueza, promoviendo la inversión, así como las actividades económicas de los particulares.
Hay que valorar, sin importar la visión económica, sea socialista o capitalista, del grupo político en el poder, los gobernantes deben respetar la Constitución Federal y por ello, hacer todo lo posible para que los nacionales, es decir, cada mexicano, se beneficie con los objetivos del Estado Mexicano, incluidos, por supuesto, el de educación, para que puedan ser ciudadanos del mundo.
Ya se ha iniciado esa transformación social global. Hay que tomar la iniciativa y actuar, pues no hay razón para retardar la incorporación a ese paradigma social, a menos que la idea sea aislarnos ¿será lo más conveniente?
Felicito a todos por este año nuevo que comienza, anhelo que las metas y propósitos inicien con ser mejores personas, adquirir las virtudes humanas, los valores esenciales que como personas debemos tener, gozar de cabal salud y estar unidos, en familia, en pareja, en amigos, en colectividad, para prepararnos ante cualquier cambio de nuestra realidad, de nuestras circunstancias, pues debemos tener presentes que somos ciudadanos del mundo, que cohabitamos en una aldea global y en ella vamos a vivir sin saber cuándo ni donde habremos de morir.
Cambiar, adaptarnos a las nuevas realidades pues “Nuestras convicciones más arraigadas, más indubitables, son las más sospechosas. Ellas constituyen nuestro límite, nuestros confines, nuestra prisión” (José Ortega y Gasset). Todo depende de nosotros mismos y tú, ya has iniciado el cambio.