Ernesto Ordaz Moreno
“El objetivo de la evolución es la autoconquista” (Elbert Hubbard)
Los estragos causados por la pandemia COVID-19 son el principio del fin de un mundo, de una forma de vivir la vida en sociedad. Anhelamos volver a una “normalidad” que no era tan buena ni tan normal. Lo único que debemos agradecer fue que nos desveló de una realidad que omitíamos percatarnos o, de plano, no aceptábamos. Lo cierto es que el virus se ha llevado amigos, familiares, familias enteras, dejando en el camino a huérfanos que deberán enfrentar una vida plegada de peligros y dificultades, circunstancia que es abrumadora y preocupante, pues, prácticamente los sobrevivientes, se encuentran enfrentando una vida solos.
En esta nueva realidad, debemos reconfigurar la sociedad humana, generar nuevos modelos de sociedad, de personas, de sistemas económicos, de educación, incluso, precisar un nuevo contrato social, fijar un nuevo rumbo para darle un valor y perspectiva al futuro próximo.
Retomar la ética, la filosofía y la ciencia, desde sus respectivas posiciones, para obligar al ser humano a precisar su valor en el mundo. Dejar como algo del pasado el socialismo, el capitalismo, el Estado y su relación con las sociedades humanas. Reitero, debemos dirigir las baterías para educar a la raza humana y reconfigurarnos. La crisis en que nos encontramos, multidisciplinaria, nos ha dejado un avance serio, la premisa de no volver a ser lo que éramos.
Ya contamos con un entorno más digital, al que todavía le falta mayor infraestructura en la que se debe invertir; la sociedad debe ser más resiliente, empática, responsable y consciente de sus fortalezas, pero también de sus debilidades, por ello, debemos establecer el nuevo rol de la economía, de las inversiones, de las nuevas relaciones del poder con los ámbitos políticos, económicos, sociales y culturales. El mundo “viejo” ya se estaba acabando, la pandemia sólo adelantó su caída.
Se deben formar nuevas cadenas de comunicación, donde la transparencia, la mayor información genere mejor conocimiento y relaciones de poder que estén alejadas de la corrupción, palabra que en un futuro sea algo del pasado oscuro de la humanidad. Quizá no habrá democracia, pero si una mayor participación de todos los miembros de una sociedad, en la que, con información y debidas técnicas para razonar, puedan discernir y tomar las mejores decisiones en público, para ello, las redes digitales pueden ser muy útiles.
La tecnología y sus grandes avances provocan que el ser humano sea otro diferente al del siglo XX (veinte). Ciertamente su naturaleza es igual, poco ha evolucionado, pero al conocer sus virtudes y sus defectos, educados, podremos generar un mejor ser humano, que pueda convivir con otros sin transmitir enfermedades, sin violentar ideas o pensamientos distintos al suyo, respetando lo que es diferente.
Mientras tanto, esta crisis nos ha enseñado que, al menos en nuestra población, sólo se afectó a unos sectores sociales al limitar la economía, cerrando negocios sin un análisis previo; nos pidieron quedarnos en casa, pero por diversas razones y justificaciones, optamos por seguir saliendo, fuimos irresponsables y las consecuencias las estaremos pagando. Los padres dejaron a sus hijos encerrados en sus casas, sin supervisión, pero ambos son trabajadores y debían salir; las fronteras no se cerraron, el comercio permaneció a un bajo o bajísimo ritmo pero la gente siguió saliendo y concentrándose; los hijos dejaron de asistir a las escuelas y prácticamente están estresados por el encierro, por haberse sentido solos y sin supervisión para continuar atendiendo las clases, demostrándose que no hubo un plan adecuado para continuar con la educación, por ello, en la gran mayoría, este año de “encierro” también es un año perdido en escolaridad.
Por ello, propongo que dejemos de lado esta hipócrita forma de actuar, reconozcamos que lo mejor que nos puede pasar es regresar mejorando la “normalidad”, que las escuelas vuelvan a recibir a los estudiantes, que los directivos y los profesores busquen mejorar los programas educativos para apoyarse en los medios digitales, para quienes los tienen; nuevas visiones de enseñanza con un efecto preventivo, por ejemplo, usemos cubrebocas permanentemente, como algo cotidiano, nos lavemos las manos las veces que sean posibles y al ingresar a distintos lugares, así, el regreso será más ágil.
De igual manera, los gobiernos deben invertir en mejorar la infraestructura digital, en programas de educación, en recuperación y apoyo a quienes perdieron su empleo; en el ámbito de salud (no sólo en mejorar hospitales sino en tener más y mejores médicos, mejor pagados, en investigación en salud), en pocas palabras, que se busque cumplir con el principio de democracia previsto en el artículo 3º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, como un “sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo.
Aplaudo que la tecnología nos permita visualizarnos conquistando otros planetas, un gran mérito que el “perseverance” (perseverancia) haya aterrizado en el planeta “Marte”, sin embargo, antes de mandar humanos a colonizar otros planetas, propongo que eduquemos a los que están aquí, que mejoremos nuestra relación con el medio ambiente que nos rodea (dejemos de contaminar), nos hagamos mejores personas con virtudes humanas, para que podamos estar orgullosos de exportar un buen producto de calidad y, en el futuro, no cuestionen las “conquistas” del espacio.