El beneficio del riesgo nuclear
Humberto García Flores*
De acuerdo a la Ley de Industria Eléctrica y a la Ley de Transición Energética, la electricidad generada por las plantas nucleares se considera limpia, es decir que en su proceso de producción se generan menos gases de efecto invernadero en comparación con plantas que emplean combustibles fósiles (carbón e hidrocarburos).
Sin embargo, los residuos radioactivos así como los efectos adversos en caso de accidente nuclear son severamente nocivos para la vida natural durante muchas generaciones; la contaminación atómica modifica o destruye la estructura genética de cualquier forma de vida imposibilitando su desarrollo natural durante décadas.
El más conocido ejemplo de lo antes descrito es el desastre nuclear de la planta nuclear de Chernóbil en 1986, bien retratado -más en lo social que en lo técnico- por la serie de HBO con el mismo nombre y en el libro «Voces de Chernóbil» de Svetlana Aleksiévich, Premio Nobel de Literatura 2015.
Otro ejemplo es el accidente nuclear de la planta nuclear Fukushima I en Japón, el cual demostró que incluso con rigurosos procesos de seguridad, un desastre natural como lo fue el terremoto y posterior Tsunami del 11 de marzo de 2011, es capaz de desencadenar un desastre nuclear.
Derivado de lo anterior, Japón desactivó los 60 reactores nucleares de su territorio y hasta hace poco se han reactivado 9; por su parte Alemania inició un agresivo plan para desactivar todos sus reactores y esta nación europea está próxima a cumplir dicha meta en 2022.
De acuerdo con datos de la Organización Internacional de Energía Atómica de la ONU, en 2019 operaban 442 reactores que generan el 11 por ciento de la electricidad mundial y había 53 reactores en construcción en 20 países.
En México la Planta Nuclear de Laguna Verde cuenta con dos reactores nucleares de 820 MW de capacidad cada uno, equivalente al 2.3 por ciento de la capacidad nacional de generación, y como es sabido, recientemente se hizo público un reporte de fallas que ponen en riesgo no solo la operación de la planta si no la seguridad ante la pérdida de contención de radiación ionizante.
En proyectos de ingeniería, confiabilidad y mantenimiento, el análisis de riesgo es fundamental y este incluye el análisis de severidad respecto al beneficio del proyecto. En las plantas nucleares la severidad es catastrófica en caso de accidente, pero el beneficio energético es sustancial, por tal razón la humanidad ha decidido aceptar el riesgo.
Justo por lo anterior el mantenimiento y los protocolos de seguridad en plantas nucleares deben ser más que estrictos, deben ser casi perfectos, pues un accidente nuclear es inadmisible.
Considerando lo anterior, el Estado mexicano no puede permitirse, bajo ninguna circunstancia (política, social, económica o de cualquier índole) descuidar la seguridad y la operación en Laguna Verde; cualquier descuido sería catastrófico para la vida de muchas generaciones, para el medio ambiente, para la economía nacional y para la confianza internacional en nuestro país.
No verlo es imposible, ignorarlo es negligente, omitirlo es criminal.