Marco Alejandro Ramírez
Luego del acontecimiento cinematográfico que representó “Parasites”, la película que se coronó como Mejor Película del 2020, Corea ataca de nuevo con una nueva cinta, conmovedora y estética, titulada “Minari”. Dirigida y escrita por un inspirado, Isaac Lee Chung.
Considerada como una de las joyas de la temporada, “Minari”, ya ha ganado El Gran Premio del Jurado, El Globo de Oro a Mejor Película de habla no inglesa, así como el Premio del Público en el Festival de Sundance.
El director Isaac Lee Chung, narra una historia casi autobiográfica en la que cuenta la historia de su propio padre, quien opta por dejar atrás la difícil vida en Corea, para viajar a Arkansas, Estados Unidos, y tener una vida también difícil, pero con mayores probabilidades de éxito. O al menos, eso se espera.
Su visión es la de un niño, que rememora una vida en Norteamérica, en la que los inmigrantes de los años ochenta, -época en la que se ubica la historia-, deben afrontar nuevos patrones culturales y arriesgar todo, en aras de la prosperidad.
El primer conflicto interno, se ve reflejado en Mónica, la ahorrativa madre, interpretada por la actriz surcoreana, Han Ye-ri, que duda de la efectividad del plan que su esposo Jacob, (Steven Yeun), de instalarse en una casa rodante e invertir todos sus ahorros en el cultivo de vegetales coreanos en Arkansas.
La situación se tornará cada vez más compleja para Jacob, cuando su suegra se instalé para vivir con ellos y una serie de situaciones se desaten. Distribuyendo el protagonismo con los otros integrantes de la familia: un pequeño Alan S. Kim, de siete años de edad, verá su mundo afectado por la llegada de su abuela, Youn Yuh-jung (quien ya se perfila como la ganadora a Mejor Actriz de Reparto por este papel). En torno a ellos, también se desatará una relación de repulsión-amor, que derivará en momentos de ternura y aflicción, como solo el cine coreano logra crear…
El vínculo y la credibilidad de los personajes son muy importantes, por lo universal de los temas familiares y penurias económicas. Cualquiera puede sentirse identificado con los personajes con los que convivimos todos los días. La construcción de los personajes rebasa la realidad, hasta hacerlas propias. Las actuaciones son intensas y en muchos momentos, los silenciosos se vuelven mucho más significativos que las palabras. También veremos a un miembro que no es de la familia, pero que, por momentos, se torna hilarante. Se trata de Will Patton, en un papel de apoyo a la familia, que representa quizá lo religioso de los norteamericanos, quien gusta todos los domingos de cargar una cruz, ante la mirada atónita de los vecinos.
Por otra parte, el ritmo semi-lento de los planos de la naturaleza, son la antesala para los momentos de alta tensión dramática, cuando una enfermedad cae sobre un integrante de la familia y entonces, los conflictos se intensificarán de manera exponencial.
Un leve descenso en la construcción de un único personaje, corresponde al papel asignado a la hija mayor, cuyo papel queda completamente relegado y rebasado por los miembros de la familia. No es mala su actuación, sino que simplemente su papel, no despega aun cuando posee rasgos de madurez muy similares a los de su madre.
«Minari», es una vuelta a la sensibilidad, narrada excepcionalmente con la belleza de la sencillez, pero no el simplismo.
Por momentos mágica, Minari, plasma las dificultades de abrirse paso ante las adversidades y las perspectivas que cada miembro de la familia, tiene sobre los problemas que se enfrentan. Y donde a pesar de todo, las fuertes raíces del amor de la familia, pueden ponernos a salvo del temporal más fuerte.