Por Leticia Montagner
Hoy, en la celebración del Día Internacional del Entrenador de Futbol vale la pena hacer algunas reflexiones y comparaciones con el mundo de la política nacional.
El trabajo del técnico es como el del cohetero que le chiflan si estallan o si no, también. Ser entrenador es una labor difícil. Si un equipo gana el juego el mérito es de los jugadores, si pierde es culpa del entrenador. Incluso, tras varios reveses de un equipo a quien despiden es al entrenador.
Lo mismo sucede con el presidente de la República, con la salvedad de que los mexicanos no podemos correrlo por su mal desempeño. En el símil con la política, es bastante difícil colocar a los jugadores y hacer los planteamientos de las estrategias, al igual que los miembros del gabinete.
Cuando es un equipo triunfador es un gran mérito ser entrenador, pero no siempre se gana. Cuando hay tropiezos o derrotas, es difícil relevar a los jugadores y a los políticos.
Está demás señalar que el actual presidente, como entrenador es bastante mediocre con muchos yerros en la estrategia y en la selección del personal, no hay perfiles adecuados. Un presidente y un técnico tienen que entregar siempre buenos resultados, con sus altibajos.
Afortunadamente, en los últimos tiempos al igual que la tendencia oficial, se ha incrementado el número, aunque sea mínimo de mujeres entrenadoras y administradoras públicas. Incluso, el número de árbitras va creciendo.
El trabajo de instructor es ingrato, además de que se debe tener un compromiso de profesionalización. No basta obtener un título que entregan algunas auténticas repúblicas bananeras, luego de cursos de varios meses. Además, debe haber responsabilidad, compromiso y ética para el desempeño del trabajo.
Muchos entrenadores solo buscan los triunfos para luego venderse bien con otros equipos. Los fracasos no importan, las directivas los liquidan y están como los políticos, de chapulines de equipo en equipo o de partido en partido político. Hace falta internacionalizar y profesionalizar a los técnicos mexicanos.
En el caso del Puebla FC, basta citar unos ejemplos. Destacan Ignacio Trelles, todo un señor del futbol, dedicado en cuerpo y alma a lo que tanto amaba, no solamente el dinero; Manuel Lapuente, quien también hizo un buen trabajo con el equipo del Puebla.
Caso aparte es José Luis Sánchez, El Chelis, quien realmente no es un entrenador convencido, ha ido aprendiendo de futbol, pero más parece una persona dedicada al desarrollo humano que un entrenador con sistema de juego.
Y El Chelis ahí está metido en la política, inmerso en esos espacios por el dinero que se gana. El futbol y la política, con fondo, pero sin forma.
Periodista. Catedrática de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la BUAP. Pionera en Puebla de noticiarios y programas de radio con perspectiva de género desde 1997.