Por Ma. del Rocío Baños Lara* y Edrei León Rueda
La emergencia sanitaria por el SARS-CoV-2 que vive el mundo desde inicios del 2020, deja al descubierto la utilidad de la investigación científicamédica. La rapidez con la que se desarrollaron vacunas ha sido sin precedentes, las primeras vacunas que se autorizaron por emergencia fueron las de RNA mensajero, de las que se sabía podían ser herramientas importantes en la prevención de algunas enfermedades (1).
Como es sabido, México cuenta con un desarrollo de vacuna contra COVID-19, la llamada Patria, que, según el último informe del gobierno, la fase clínica 1 iniciaría en abril, y se estima que podría estar lista para su uso por emergencia a finales del 2021. Este desarrollo vacunal, se basa en tecnología del Hospital Monte Sinaí situado en NY., EUA. Ensu elaboración interviene AVIMEX, empresa mexicana desarrolladora de productos biológicos para la salud animal, y cuenta con la participación de diferentes institutos de investigación mexicanos, entre ellos, el IMSS, Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) y la UNAM(2).
Lo anterior es un ejemplo claro de la colaboración de diferentes instituciones para resolver problemas de salud. En México existe un gran número de centros de investigación en salud y tantos otros que desarrollan investigación básica con aplicaciones a la salud humana y animal.
Tan sólo el IMSS cuenta con 42 centros y unidades de investigación(3); por su parte el INSP cuenta con siete centros(4).El Conacyt tiene 26 centros públicos de investigación, de los cuales ocho están dedicados al estudio de medio ambiente, salud y alimentación (5). Alrededor de 15 centros e institutos de investigación en área de ciencias biológicas y de la salud, pertenecen al Instituto Politécnico Nacional y a la UNAM. A nivel estatal, las universidades públicas (BUAP) y privadas (UPAEP)aportan investigaciones en el área biomédica y de la salud, desde cinco centros.
Existen como se narra, numerosos centros de investigación en México, con científicos y científicas talentosos y altamente capacitados, en su mayoría pertenecientes al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), del Conacyt,pero ¿qué hace falta para que estos generen resultados de alto alcance en la prevención, y la solución de los problemas de salud? sin duda hace faltafinanciamiento.
Se estima que la inversión en investigación y desarrollo para generar un medicamento nuevo es alrededor de 2.4 billones de euros(cerca de 60 mil millones de pesos mexicanos)(6); Como referencia, el financiamiento que otorgó Conacyt para el desarrollo de la vacuna Patria, partiendo de tecnología ya conocida, fue apenas de 135 millones de pesos, a este monto se suman 15 millones de pesos otorgados por la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo de la Secretaría de Relaciones Exteriores (AMEXCID-SRE)(2).
Conacyt clama que el presupuesto para ciencia, tecnología, e innovación (CTI) en 2019 fue el más alto en los últimos siete años (7). Aún así, de acuerdo con el Instituto para las estadísticas de la UNESCO, México gasta el 0.4 por ciento del PIB en investigación, y cuenta con menos de 200 investigadores por cada millón de habitantes; estos datos lo colocan entre los países que menos recursos destinan a investigación y desarrollo. Los países que más porcentaje del PIB invierten en estos rubros son Corea y Japón, con 4.5 por ciento y casi 4 por ciento del PIB respectivamente; estos países cuentan cada uno con más de 5 mil investigadores por millón de habitantes (8).
En conclusión,nuestro paíscuenta con laboratorios, unidades, centros e institutos que conducen investigación en ciencias biológicas y de la salud. Sin embargo, se requiere inversión para cubrir gastos que van más allá del espacio físico. En materia de recursos humanos es necesario contratar investigadores, posdoctorantesy cubrir becas para estudiantes; por otra parte se requiere recurso económico para la compra de equipos, reactivos, licencias de software, libros, publicación de artículos, etc., en otras palabras, todavía se requiere mucho más apoyo para la investigación en temas de salud en México.
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*Edrei León Rueda es médico egresado de UPAEP, actualmente presta servicio social en el Centro de Investigación Oncológica Una Nueva Esperanza-UPAEP.
*Ma. del Rocío Baños-Lara es Química-Farmacobióloga por la BUAP, Maestra en Ciencias Microbiológicas por la BUAP, y Doctora en Ciencias Bioquímicas por la UNAM. Actualmente es profesora-investigadora en UPAEP y es directora del Centro de Investigación Oncológica Una Nueva Esperanza-UPAEP. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt (Nivel I), y es miembro de la Sociedad Mexicana de Virología y de la Sociedad Americana de Virología.
Para conocer las publicaciones de MRBL ir a:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/myncbi/ma%20del%20rocio.banos-lara.1/bibliography/public/
Referencias
1. Pardi N, Hogan MJ, Porter FW, Weissman D. mRNA vaccines – a new era in vaccinology. Nat Rev Drug Discov. 2018;17(4):261-79.
2. Gobierno_de_México. México avanza en el desarrollo de la vacuna “Patria” contra la Covid-19 2021 [Available from: https://www.conacyt.gob.mx/Comunicados-204.html.
3. IMSS. Ciencia IMSS 2021 [Available from: https://cienciaimss.org/busquedas/departamento/.
4. Gobierno_de_México. INSP Research Centers 2021 [Available from: https://www.insp.mx/research-centers.html.
5. CONACYT. Sistema de Centros Públicos de Investigación Conacyt 2021 [Available from: https://centrosconacyt.mx/.
6. Luyten J, McKee M, Wouters OJ. [How much does research and development of a drug cost? A call for more transparency]. Ned Tijdschr Geneeskd. 2020;164.
7. Álvarez-Buylla Roces ME. A new scientific agenda for Mexico. Science. 2019;365(6459):1257-8.
8. UNESCO IfS. How much does your country invest in R&D? 2021 [cited 2021 Mayo 30]. Available from: http://uis.unesco.org/apps/visualisations/research-and-development-spending/.