Por Carolina Gómez MacFarland
Orgullo y Prejuicio
No será precisamente de la Srita. Bennet de quien hable hoy. Sino de la conmemoración del comienzo de una lucha por derechos y respeto. “El mes del orgullo”
Respeto a la intimidad, al dolor y a la valentía, de muchas personas que durante años o siglos quizá, han sufrido en silencio por sentimientos e ideas diferentes a las de la mayoría, o eso es lo que suponemos. Los derechos de la comunidad LGBTQ+.
Ciertamente existen y deben existir, reglas de convivencia humana. Igual que otras especies animales, siendo mamíferos, el hombre experimenta emociones, impulsos propios de su especie. Lucha cada día por obtener lo necesario para vivir, su alimento, su vestido, su lugar seguro. Sin embargo, también fue dotado durante su evolución, de capacidades más complejas y sobre todo de conciencia de sí mismo.
Y por esta razón, necesita orden en su vida. Por esta razón, es necesario seguir manteniendo la armonía en sus relaciones cotidianas. No estamos hechos para reventar, y reaccionar siempre impulsivamente ante las demandas sociales.
Sin embargo, muchas veces, las creencias o normas que en consenso se han aceptado, no se transforman ni se adaptan adecuadamente, perdiendo así su sentido. Pues el hombre puede diferir en formas de sentir y pensar respecto a otros. Y aquí cabe la pregunta, qué es lo normal o lo anormal. Lo sano o lo enfermo. Qué es lo funcional o lo disfuncional. O tal vez, quién decide responder estas preguntas y determinar la forma de vivir o proceder del resto.Pero no se trata de tener una conciencia laxa, ni dejar salir sin sentido todo lo que sentimos.
Me parece que se trata de hacer la pregunta correcta, qué es lo mas sensato y congruente, y que ésta nos lleve a analizar mejor las circunstancias.
Y uno de los temas que más ha inquietado al ser humano, es precisamente la sexualidad y todo lo que este concepto representa. Prejuicio, miedo, vergüenza, repugnancia, violencia y discriminación. Sin embargo, es indiscutiblemente necesario hablar de ello.
Todas las personas somos diferentes y fuimos dotadas de muchas y muy complejas habilidades, lo que provoca sin lugar a dudas, también infinitas formas de pensar y sentir. Porque el ser humano es único y todo un universo habita dentro de él.
Durante el mes de junio de cada año, y desde hace más de 50 años, se conmemora el inicio de la lucha por los derechos de las personas con diversas orientaciones sexuales. Diferentes a las tradicionales.Y que promueven de igual manera y con igual ímpetu el cuidado de la salud y la vida.
Este movimiento, era de esperarse, pues el hombre siempre está evolucionando y en búsqueda de una mejor calidad de vida. Se mueve constantemente, no importa si termina adoptando algunas costumbres y creencias que en un principio rechazaba, siempre está intentando ir más allá y encontrar su camino. Es propio de nuestra naturaleza, sobre todo si se nos ha otorgado la capacidad de pensar y de tener conciencia.
La sexualidad humana, es parte de nuestra esencia, y por la poca atención que ponemos al tema, curiosa y paradójicamente, mientras se busca salvar y mejorar la calidad de vida, se puede llegar al sufrimiento y hasta la muerte, si no ponemos especial cuidado en ella.
La comunidad LGBTQ+, es un grupo de personas que difieren de la tradicional orientación, identidad o expresión sexual, con los respectivos y conocidos roles de hombre y mujer.
Se nace con un sexo, y eso ayuda en un inicio para saber por dónde seguir, pero se crece y se desarrollan las capacidades que nos permiten pensar y decidir, y las pequeñas o grandes diferencias comienzan a notarse con el tiempo y empujan a quien las vive y al “otro”,a romper, o por lo menos cuestionar, lo ya aprendido.Una difícil tarea propia y obligada para el ser humano.
Pero en realidad, ¿a quién le importa lo que cada uno decide hacer con su intimidad mientras no se lastime a sí mismo o a los demás? ¿Qué es exactamente lo que nos preocupa para ni si quiera tomarnos la molestia de escuchar, de investigar, preguntar o analizar este tan controvertido tema?¿Nos asusta el castigo, la exclusión o el infierno?
Una persona con diferente posición de género, es igual que cualquier otra. Sigue siendo humano. No cambia su esencia, no es posible. Sigue teniendo dignidad, derechos y también obligaciones. Con libertades y con el deber de desplazarse con respeto hacia quienes no piensen como ella.Pues la tolerancia es un valor obligado para todos.
Las reglas de convivencia, están para respetar los derechos propios y de los demás. Derecho a alimentarnos, una vivienda digna, a la educación, a un trabajo bien remunerado y sobre todo a la libertad. Esto no quiere decir, que, por tener tolerancia a estilos de vida o formas de pensar distintos a los nuestros, tengamos necesariamente que estar de acuerdo con ellas. Pero tampoco tenemos el derecho de lastimar a otros solo porque no compartan nuestras creencias.
No es dejar abierta la puerta para que los impulsos primitivos salgan a su antojo, es esforzarse un poco para ser congruentes con lo que sentimos, pensamos y hacemos. De esta manera, podremos lograr la estabilidad emocional y fluir con la vida para desarrollar todos nuestros talentos.
¿Hombres? ¿Mujeres? ¿Sin género?, ¿con género diferente? Qué más da. Cuál es el problema si trabajamos y nos convertimos en personas únicas, tolerantes, disciplinadas, respetuosas y amorosas.
O, ¿no es eso lo que buscamos?
Y RECUERDEN, TODO SALDRÁ BIEN AL FINAL. Y SI LAS COSAS NO ESTÁN BIEN, ENTONCES, TODAVÍA NO ES EL FINAL.
FB: CAROLINA GOMEZ MACFARLAND CENTRO DE PSICOTERAPIA PUEBLA