Por Roberto Quintero
Familias Empresariales
Esta frase se la escuche por primera vez a Enrique Pérez Ocejo, empresario poblano y expresidente de Usem Puebla, «la empresa más importante que fundarás en toda tu vida es tu familia» y estoy totalmente de acuerdo con ello.
En México lo que más abundan son las empresas familiares, que no es el mismo que familia empresarial, me explico, una empresa familiar es en la cual los accionistas son familia entre sí. Una familia empresarial además de esta característica sabe distinguir la propiedad del management y tiene un gobierno corporativo que incluye reglas claras y planes de sucesión.
Es común que los empresarios pensemos que debemos preparar hijos para dirigir a nuestras empresas, creo que es todo lo contrario, debemos generar empresas que no dependan de los hijos y que sirvan a sus accionistas y a todos los stakeholders que las integran.
Las empresas sirven a la persona, no viceversa.
En México, la mayoría de las empresas mueren en la segunda generación y son muy pocas las que logran llegar a la tercera generación. Esto ocurre por fincar el futuro del management necesariamente en la familia sin permitir que talento externo las fortalezca.
Preparemos a los hijos en ser buenos ciudadanos para su país y buenos accionistas para las empresas que hereden.
En la medida que la empresa familiar se conduzca con reglas claras y buscando el bien común, lograremos que sean familias empresariales que permanezcan a lo largo del tiempo.
Una empresa debe generar valor económico, social y espiritual para las próximas generaciones y no ser motivos de disputas familiares en el futuro.
Uno de los empresarios más relevantes en Puebla y en el país, en los años treinta y cuarenta, fue don Guillermo Jenkins. Él plasma en su testamento su visión personal de la generación de riqueza, podemos estar o no de acuerdo con su manera de pensar, pero nos invita a la reflexión del plan de vida y sucesión de un empresario:
«Siempre ha tenido la firme convicción que, en bien de nuestros hijos, los padres no debemos dejarles grandes fortunas como herencia, sino más bien enseñarles y ayudarles a trabajar para que ellos mismos ganen lo que necesitan, teniendo la creencia que nadie, con capacidad para trabajar, debe gastar dinero que no haya ganado por su propio esfuerzo.»
Te invito a reflexionar sobre el futuro de tu familia y de tu empresa, ¿cómo te la imaginas en 40 años?
¿Tienes una empresa familiar o una familia empresarial?