Marco Alejandro Ramírez
Imagina escuchar fragmentos literarios de Julio Cortázar con un acompañamiento de guitarras eléctricas; a Octavio Paz, con arreglos orquestales; a Jorge Luis Borges, con sampleos electrónicos; a Alejandra Pizarnik, con melódicos sintetizadores y a Edgar Allan Poe, con la Orquesta Sinfónica de Londres.
En realidad, no se trata de una idea tan disparatada, porque hace años Gustavo Cerati lo hizo posible por medio de sus canciones…
La casa donde creció Gustavo Cerati se encontraba repleta de libros. Antes de conocer la música de Jimmy Hendrix y a la banda de rock progresivo YES; los primeros héroes de Cerati fueron los escritores antes mencionados: Borges, Julio Cortázar y Ale Pizarnik. Ellos “usaron su cabeza como un revólver”. Y tan pronto Cerati pudo tocar la guitarra, se reunió en su casa con sus compañeros de colegio (Zeta Bosio y Charly Alberti) para musicalizar ciertos poemas que lo habían hipnotizado dulcemente.
La casa de Cerati, estaba ubicada a cuatro calles de distancia del Estadio del River Plate. Siendo unos pibes, Cerati y compañía, se podían asomar por la ventana y mirar el desfile de hinchas que se reunían para presenciar los ardientes encuentros entre el River y el Boca Juniors. Aquellos jóvenes, jamás pensaron que, años después, desde aquella misma ventana, verían desfilar a más de 70 mil almas que se aglomeraban en las calles con rumbo al Monumental. No para presenciar un clásico del balompié argentino; sino para darle el último Adiós, a la que sería su banda de rock, Soda Stereo. Quizá no todos lo sabían, pero aquellos himnos en realidad estaban impregnados de Literatura Vanguardista de los más altos vuelos.
Para Cerati, la poesía era la única verdad (Deja vú). Las canciones eran un ejercicio que le costaba tanto como el trabajo de producción. Pues reinterpretaba rapsodias, insertaba extractos literarios, acomodaba versos, y los ubicaba cuidadosamente para poder musicalizarlos. Las palabras debían ser precisas para poder acoplarlas con los acordes de su guitarra. -El verbo vivía en su carne-.
No es un secreto que la canción emblema de Soda Stereo “Persiana Americana”, se trate de un cuento erótico-voyeur en clave. Pero la influencia literaria en Soda iba mucho más allá de unas simples metáforas lúbricas bien empleadas. Uno de los cuentos latinoamericanos más reconocidos, “Las ruinas circulares”, del escritor argentino Jorge Luis Borges fue musicalizado para convertirse en la popular canción “Cuando pase el temblor”.
En ese mismo sentido, en el álbum “Colores Santos” -proyecto alterno a Soda Stereo-, Cerati volvía a tomar prestada la poesía de otro de sus poetas consentidos; Federico García Lorca, para crear su canción, “Hoy ya no soy yo”. Con una melodía tan bella como la lírica del poeta español.
Años más tarde, ya como músico solista, Cerati logró producir un hermoso y sofisticado álbum, titulado “Bocanada”. Es importante mencionar que el disco fue grabado parcialmente en los míticos estudios Abbey Road (los estudios de grabación de Los Beatles). En él, Cerati, rendía un homenaje al Premio Nóbel de Literatura, Robert Zimmerman, con una portada azul, idéntica a una del músico norteamericano, mejor conocido como Bob Dylan. En ese mismo álbum, Cerati expresa sus agradecimientos a la poeta Alejandra Pizarnik, al citado Borges e incluso, menciona también al autor del “Almohadón de plumas”, el uruguayo Horacio Quiroga.
Por si estas referencias literarias fueran pocas, en el mismo álbum, Cerati toma prestados los versos de Octavio Paz para crear una melodía refinada y exquisita que es “Río Babel”.
Finalmente, en el momento más aéreo del disco, que es el tema “Puente”, Cerati acomoda la tercera estrofa del poema “Razones para morir”, del Nobel Mexicano Octavio Paz, para crear una de las fusiones musicales más sublimes que la música latinoamericana ha conocido jamás: “Hoy te busqué, en la rima que duerme, con todas las palabras” / si algo callé, es porque entendí todo / menos la distancia. “Puente” nos invita a mantener esa conexión de amor, tender un puente que nos da miedo atravesar, pero que nos unirá en algún momento con nuestros seres amados: “Adorable puente se ha creado entre los dos”
Edgar Allan Poe, fue otra de las influencias musicales para Cerati. Por eso logró rescatar aquel estilo romántico y oscuro del poeta de Baltimore. Para crear la homónima canción “Corazón delator”. En su versión de los 11 Episodios Sinfónicos, (nótese el concepto de “Episodios”, como si de una obra literaria, se tratara), alcanza un nivel de espectacularidad y dramatismo musical tremendos Con unos arreglos sinfónicos de inquietante belleza, tal como la obra literaria de Poe.
En dicho álbum en directo, el diseñador de vestuario, Pablo Ramírez se basó en la obra de Antoine de Saint-Exupéry “El Principito” para confeccionar un traje diseñado para un alter ego de Cerati; quien, de manera metafórica, conquistaba un planeta desconocido, ajeno al rock: El planeta de la música sinfónica.
Pero no solo fue un gran lector de narrativa y lírica, Cerati fue un lector constante de Filosofía. Hegel decía que la música es la forma más elevada y pura del arte. Cito textualmente las palabras que expresó en una entrevista: Me encanta Hegel, era mi favorito cuando iba a la Facultad, me parece coincidir en mucho con él. También se acercó mucho a las Ideas de Platón. Quien sostenía que todos poseemos una partícula pequeñísima que había pertenecido antes a la Idea Máxima (Dios), y esa pequeña partícula que vive en las personas se llama (Alma). Platón afirmaba que una persona reencarnaba hasta lograr ser buena y cumplir su verdadera función en la vida. Por eso llaman mucho la atención, muchas de las letras propias de Cerati, en las que muchos afirman, presagió su trágico accidente cerebral que lo llevó al coma. Algunas de las frases escritas por él fueron las siguientes: “Temí por mi cerebro aprisionado”, “Soñé estar aquí y no recuerdo despertar, “Nadie me vio partir”, (Despiértame…).
En la canción Mediúm, del disco Ahí vamos, lanza una de las frases más lapidarias jamás escritas por el argentino: “Ya tantas veces morí, nunca me pude ir. El arte de vivir por encima del abismo/ Estoy condenado a errar”. Y finalmente una de las frases más recordadas del astro argentino: “No me voy, me quedo aquí”
Quizá se trate de una terrible coincidencia, pero la lista es enorme, casi interminable. Esos signos son muy comunes que podríamos llenar páginas con las frases funestas. No sabemos si El ángel eléctrico, escribió de manera (in)voluntaria o si trató de darnos un mensaje.
El pasado 11 de agosto, Gustavo Cerato cumpliría 62 años y con motivo de su natalicio, se dará a conocer un video inédito que traerá de vuelta al “Ángel Eléctrico” con un tema titulado “No lo creo”. Y aunque resulte inverosímil, Cerati ha cumplido con su poética promesa de “Me verás volver”.
Texto dedicado a la memoria de mi amigo Farid León Celma. Q.E.P.D.
L.C.C. Marco Alejandro Ramírez Medina
Maestría en Pedagogía por la Upaep
Ganador del concurso nacional de cuento histórico por la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos
Catedrático de Comunicación en la Escuela Militar de Sargentos
Profesor nivel Bachillerato
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