A pesar de las duras restricciones impuestas para enfrentar a la pandemia, la deforestación de la Amazonía en Perú alcanzó en 2020 la tasa más alta de las últimas dos décadas, mientras sus autoridades aún no presentan un plan para evitar que esta tendencia se mantenga, alertaron a Efe organizaciones civiles.
Perú perdió durante el año pasado 203.272 hectáreas de bosques amazónicos, una cifra superior en 54.846 hectáreas a la de 2019, y a las 177.556 hectáreas de 2014, que era, hasta ahora, la más alta de los últimos 20 años, detalló la asociación civil Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR) en base a cifras oficiales.
‘Esta pérdida de bosques está relacionada con varias causas, pero una de las fundamentales está vinculada al desarrollo de actividades agropecuarias’, afirmó a Efe la coordinadora del programa Cambio Climático y Bosques de DAR, Isabel Gonzales.
En total, entre 2001 y 2020, en Perú se han perdido 2.636.585 hectáreas de bosques amazónicos, un problema que el año pasado se concentró en un 77 % en los departamentos de Loreto, San Martín, Ucayali, Junín, Madre de Dios y Amazonas.
El incremento en la pérdida de bosques se dio a pesar de que el Gobierno que presidió Martín Vizcarra (2018-2020) decretó desde mediados de marzo de 2020 una de las cuarentenas más estrictas del mundo, que se prolongó durante casi cuatro meses.
En ese sentido, datos del Ministerio de Ambiente (Minam) indicaron que entre el 15 de marzo, cuando empezó la emergencia sanitaria nacional, y el 15 de mayo de 2020, la deforestación acumulada fue de 7.119 hectáreas, un 28,7 % menor a las 9.981 hectáreas registradas en ese mismo periodo de 2019.
A pesar de que se consideraba que estas cifras podrían marcar una tendencia hacia la disminución, los datos oficiales indicaron finalmente que la tasa anual llegó a las 203.272 hectáreas.
La asociación DAR envió una carta al presidente de Perú, Pedro Castillo, para pedirle ‘continuar y reforzar’ las acciones contra la deforestación y que se promueva la gobernanza de los recursos naturales ‘para una mejor gestión equitativa y sostenible de las inversiones’.
Con información de EFE.