“Diré unas breves palabras”, anuncia de repente un mal orador, quien tiene que ser malo si empieza así y se suelta con una retahíla de ellas, no sólo breves, sino medianas y largas, y además en gran cantidad. Se trata de un disparate muy frecuente en el discurso verbal (aunque suele darse también en el escrito) al confundir la extensión con la cantidad, es decir, lo “breve” con lo “poco”. Me explico. Hay breves palabras, como los monosílabos “sí”, “no”, “tú”, etc. Por tanto, si se anuncia que se dirá algo “en breves palabras”, significa que se usarán puras palabras cortas, como las mencionadas. Pero lo que en realidad quieren decir quienes así habla es “en pocas palabras”, o “en unas cuantas palabras”. Bien, pues si eso quieren decir, que lo digan y sanseacabó.
Estimables lectores, disculpen el uso de la forzada palabra compuesta “pre-sucesión”, algo así como “sucesión adelantada”. La empleé porque me refiero a lo que está sucediendo antes, mucho antes de la sucesión gubernamental verdadera. Y es que cuando se habla de “sucesión adelantada” es porque legalmente los tiempos electorales se acercan. No es el caso aún. De modo que por eso convalido el terminajo. Pero viene a cuento por todo lo que está sucediendo en Puebla, aunque también a nivel nacional con el manejo que el Presidente de la república anda haciendo a tres años de concluir su mandato constitucional cuando menciona tácitamente un día sí y otro también a quien probablemente sea el candidato o candidata de su partido, o sus partidos, que busque sucederlo. En el caso de Puebla (aunque también a nivel nacional), la efervescencia pre-sucesoria está que hierve. Tres son sin duda, hoy, los prospectos más viables. Por el lado de Morena y sus aliados, sin duda se perfilan los primos Mier (Alejandro Armenta Mier e Ignacio Mier Velasco). Y en el caso del PAN y sus posibles aliados, es rumor a gritos que se está encaminando a Eduardo Rivera Pérez, el alcalde de la capital, no obstante que acaba de entrar al encargo que los poblanos le encomendaron. Pero esto no es tan malo. Así es la política. Hay que hacer ruido aunque no se tengan muchas nueces, dijera Shakespeare. La cuestión es hacerse visible. Después de todo, falta mucho tiempo para que se concreten las posibles candidaturas, y pueden pasar infinidad de cosas. Recordemos las palabras de José Ortega y Gasset: “Nada de lo que el hombre ha sido, es o será, lo es ni lo será de una vez para siempre, sino que ha llegado a serlo un buen día y otro buen día dejará de serlo.” La experiencia política de los últimos tiempos nos ha enseñado, sin embargo, que la vieja teoría política ya no funciona, sino que ahora se da una forma de ésta basada en reacciones impulsivas de los electores, la mayoría de ellos inconscientes y desconocedores de los verdaderos motivos por los cuales sufragan por éste, aquél o aquélla. Hoy el ciudadano se deja llevar por las apariencias, tal como lo dice Maquiavelo en “El príncipe”: “…el vulgo se deja llevar por las apariencias y por el éxito”. Y las apariencias y el éxito hoy en un político es si trabajó o no. Ahí está el ejemplo de la exalcaldesa Clau, quien perdió por dar la impresión de no haber trabajado, o al menos eso pensaron la mayoría de los poblanos. Igual pasa con el rechazo a partidos políticos. De modo que está bien que los suspirantes hagan reuniones, se muevan, se dejen ver …, pero sobre todo deben de trabajar, y no sólo para los “pobres”, sino para toda la sociedad, sin distingos absurdos de clases y esas cosas. Tal será su mejor boleto al éxito.
Estaremos pendientes. Gracias.
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Lic. en Letras españolas, escritor, ha publicado 37 libros y dictado alrededor de 600 conferencias; además, ha sido catedrático de las universidades Autónoma de Puebla, Pedagógica Nacional, y Realística de México, y fue Director de Cultura del Ayuntamiento de Puebla, así como Subsecretario de Cultura del Gobierno del Estado de Puebla.