Miguel Campos Ramos
PROMETER Y JURAR
IDIOMA… Comento hoy estas dos palabras a propósito de una frase que utilizó hace unos días el Presidente al referirse a un comedor de Palacio Nacional de supuesto lujo -según tuit de un conocido periodista reclamando la falta de austeridad- en el cual el mandatario desayunó con el magnate Carlos Slim. La frase en cuestión fue: “Les prometo que no me di cuenta, no había reparado en eso. Es un comedor que quedó ahí desde hace muchísimo tiempo y pues dije ‘vamos a desayunar ahí’.” Independientemente de la parte política, vale observar que fue un uso equivocado de la palabra “prometer”. Según la primera acepción del Diccionario de la Academia, que es la más importante, “prometer” es “obligarse a hacer, decir o dar algo”. En cambio, “jurar” es “afirmar o negar algo, poniendo por testigo a Dios…” De manera práctica, “prometer” es “comprometerse a cumplir con algo”, por ejemplo el clásico “Prometo cumplir y hacer cumplir la Constitución, etc.” En tanto que “jurar” implica “afirmar algo con la certeza de decir fielmente la verdad”, por ejemplo: “Te juro que te aprecio.” Creo que éste es el verbo que debió usar el Presidente: “Les juro que no me di cuenta…”
PODER… La legisladora poblana local panista Guadalupe Leal anduvo estos días muy activa por su distrito, saludando gente y oyendo inquietudes y peticiones. Hubo muchas, pero, lamentablemente, la más reiterada fue la falta de seguridad pública. Las personas se quejaron con ella de que son víctimas de robos constantes a sus casas, de autopartes, o de plano de asaltos callejeros. Claro, lo de siempre: la legisladora se comprometió a trabajar para reducir este problema, o de plano erradicarlo. Lo cual se ve difícil. Por no decir muy difícil. Y es que sexenios van y sexenios viene, igual que los trienios, y no ha nacido aún el estratega que sea capaz de poner un alto a este mal. Antes al contrario -como dijera la encargada de las “mentiras periodísticas de la semana”- se agravan. Siempre se sale con el lugar común de que es un problema multifactorial. Pero esto es sólo como cuando los médicos, al no saber qué tiene su cliente, salen con lo mismo: es una enfermedad multifactorial. En el caso de la falta de seguridad, que no deja trabajar en paz a la gente, que no permite a las personas estar tranquilas ni en sus casa ni cuando circulan por las calles o en los vehículos, no parecer tener para cuándo se resuelva. Y sin embargo, debe de haber un modo. Hay un método que se llama “analogía verbal”. Consiste en buscar problemas parecidos y ver cómo fueron resueltos, y entonces emular la forma de solución. Es decir, ¿cómo le hicieron en tal o cual país, o incluso en tal o cual estado o ciudad de nuestra propia nación donde hay relativa paz social, verbigracia Yucatán y su capital, Mérida, o Coahuila y su capital, Saltillo. En fin. Urgen estrategas en seguridad pública, más que policías sin ton ni son y sin estrategia, que nomás se la pasan sonando sus sirenas, como si en vez de asustar a los delincuentes buscaran alertarlos. Ojalá que las cosas en esta materia cambien para bien en 2022… Gracias.
Gracias.
Twitter: @miguelcamposr13
e-mail: [email protected]
Lic. en Letras españolas, escritor, ha publicado 37 libros y dictado alrededor de 600 conferencias; además, ha sido catedrático de las universidades Autónoma de Puebla, Pedagógica Nacional, y Realística de México, y fue Director de Cultura del Ayuntamiento de Puebla, así como Subsecretario de Cultura del Gobierno del Estado de Puebla.