Seguramente usted ha visto como sube el costo de su factura de CFE de forma constante. Es probable que en el debate público por la reforma eléctrica haya escuchado que las empresas privadas generaran y dan electricidad más barata que la CFE; en algunos casos a mitad de precio y en otros hasta en 1/5 de lo que le cuesta a la CFE (por eso han salido de operación plantas de CFE).
Y se pregunta: A ver, dicen que está más barata la electricidad ¿por qué nos sale más cara en el recibo? La realidad es que los precios que usted y yo pagamos no tienen que ver con el costo de generar energía y llevarla a su casa, sino que es una decisión política.
¿Por qué?
Porque los hogares mexicanos (excepto los que están en tarifa DAC o Doméstica de Alto Consumo) pagamos sólo una parte de lo que cuesta generar la energía y llevarla hasta nuestra casa. El resto, lo paga el gobierno mediante una “aportación gubernamental” (así dice el recibo) que en realidad es un subsidio.
La entrada de privados debería ir bajando el precio de la energía de los hogares y el mercado de suministro básico (venta a pequeños consumidores) el cual tuvo un diseño especial que evita que el costo de las tarifas domésticas dependa de los vaivenes del mercado. En este esquema, CFE sólo puede contratar la energía mediante subastas, para garantizar los costos más bajos y estables para este sector. Y en el caso de falta energía, y sólo si es necesario, puede comprarla en mercado eléctrico, que también debería bajar de precio conforme entran más generadores al mercado. Pero, a pesar de que sí es viable bajar los precios de las tarifas esto no ha sucedido.
Los generadores muy baratos han ido entrando en operación y poco a poco estaban desplazando a los más caros y esto podía logara que se eliminara el subsidio, ya que estos generadores privados le cuestan a CFE en promedio 375 pesos por cada megawatt-hora (MWh) mientras que generar la energía por la misma CFE le cuesta en promedio más de 1900 pesos por MWh, derivado de entre otros factores, tener infraestructura de más de 40 años en operación.
No me imagino al “valiente” que se atreva a retirar el subsidio de un día para otro. Por eso, el anterior gobierno federal decidió mantener las tarifas congeladas y buscar que conforme entraran en operación las plantas privadas, el costo del subsidio debía ir bajando. Sin embargo, el actual gobierno hizo un cambio a ese plan y, en lugar de continuar con las subastas para bajar el costo de la energía decidió incrementar las tarifas eléctricas domésticas de acuerdo a la inflación.
O sea, aunque el costo de la energía pueda bajar, la tarifa eléctrica de nuestros hogares seguirá subiendo.
Pero no sólo eso, sino que mientras han entrado en operación centrales de generación privadas que bajan el costo de la energía que CFE compra para revendernos, la CFE ha incrementado sus costos de generación. Tan sólo en 2021 aumentó de forma casi constante de 1,500 a más de 2,000 pesos por cada MWh en promedio.
¿Por qué pasa esto?
Porque las plantas de CFE son cada vez más viejas, requieren más mantenimiento y son menos eficientes y también menos seguras, pues fallan con más frecuencia. Además, las centrales eléctricas que iba a licitar la CFE tampoco han podido adjudicar los contratos para su construcción y han bloqueado a los privados.
Entonces, por una parte, tenemos que no está creciendo la capacidad de generación y no hay nuevos proyectos que en dos o tres años permitan ofrecernos energía más barata y, por la otra, mientras, el subsidio eléctrico crece conforme a la inflación y usted y yo pagamos más, aunque podríamos pagar menos.
Esto es resultado de la “soberanía” la cual ha significado frenar todo lo que al presidente o al director de CFE no les gusta (o no le entienden).