El titular de la Secretaría de Salud, José Antonio Martínez García, informó que, de las cuatro personas que estaban hospitalizadas, dos murieron por la gravedad de sus quemaduras, por lo que sólo dos continúan recibiendo atención médica.
En el caso en Tulcingo del Valle, tres personas estaban internadas, de las cuales dos son pediátricos y un adulto, sin embargo, un menor de edad tenía el 89 por ciento de la superficie corporal quemada, lo que generó que perdiera la vida.
Actualmente hay una paciente en la Unidad de Quemados del Hospital del Niño Poblano (HNP) de 9 años de edad, mientras que el otro, de 33 años, está en la Unidad de Quemados del Hospital de Traumatología y Ortopedia.
Tras las dos explosiones de polvorines en Santo Tomás Hueyotlipan y Tulcingo de Valle, que dejó ocho muertos, el gobernador Miguel Barbosa Huerta pidió a los ayuntamientos supervisar que no operen talleres de pirotecnia clandestina y no los solapen.
Barbosa señaló que ya se volvió costumbre que personas operen estos establecimientos sin los permisos correspondientes, pues el año pasado ocurrió algo similar en Juan C. Bonilla y General Felipe Ángeles.
El mandatario recordó que la única instancia que autoriza el uso de pólvora es la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), por ser manejo de explosivos, mas no las autoridades municipales; sin embargo, éstas no pueden ser omisas en caso de que detecten polvorines clandestinos.
Foto de archivo de Imelda Medina