Por Adriana Colchado
Como si fuera un chiste o una anécdota de una caída graciosa, el actor argentino Juan Soler creyó prudente y gracioso confesar en televisión que durante su adolescencia cometió actos sexuales con una inocente cabra, sí una CABRA. Este lapsus brutus y cinicus, sucedió durante una emisión del programa de machitos “Miembros al aire”, el cual ya tiene tiempo de haber sido transmitido, pero recientemente se viralizó.
Es impresionante la tranquilidad con la que narra lo sucedido y la poca vergüenza o arrepentimiento que mostró porque aunque lo cuente como algo “chusco”, algo de “chavos”, lo que hizo es un ABUSO SEXUAL HACIA UN ANIMAL.
Sin entrar mucho en detalle – y si usted quiere el chisme morboso completo, búsquelo en cualquier red social – Soler apunta con una desfachatada sonrisa que él y cinco amigos más se turnaban para recibir placer de la cabra. QUE ASCO.
Esta asquerosa historia es un ejemplo más de la naturaleza de un macho, donde su lógica le indica que todos los inferiores y/o vulnerables a su alrededor tienen la función de satisfacerlo principalmente en el ámbito sexual. Y cabe subrayar que después de está confesión de zoofilia, ninguno de los otros hombres presentes lo confrontó realmente por tremenda declaración, es más alguno de ellos agregó “mañana a comprar una cabrita”.
Su soberbia y privilegio de hombre blanco de “buena” posición social, le impidió ver que las palabras que salían de su boca podrían causarle tremendo escándalo y que no se trataba de una simple historia de juventud rebelde y estúpida. No midió el escándalo que él solito iba a provocarse, casi se tatuó en la cara “enfermo zoofílico, asqueroso ser humano”.
Me sorprende desmedidamente que esto no fuera el gran escándalo antes, cuando pasó, porque estamos hablando de que una persona supuestamente pensante incitó a una criatura instintiva a cometer actos sexuales, lo cual además de ser denigrante es un delito, sí Juan, el maltrato animal es DELITO.
La razón por la que el video recién se hizo viral, fue porque este rufián hizo comentarios transfóbicos durante la emisión de “Trapitos al sol” con Ana María Alvarado, luego los internautas hicieron lo suyo al desempolvarle todas sus cochinadas: machista, misógino, gordofóbico, transfóbico, homofóbico… este tipo ya tiene todas las gemas del infinito machista.
¿Qué hizo él? Nada, no ha dicho ni hecho nada más que seguir propagando el odio hacia el mundo entero, a través de sus redes sociales. Pero entiendo la estrategia, una disculpa no sería suficiente, pues no existen ni un argumento medianamente válido que respalde o justifique lo que hizo; vaya, ni diciendo textualmente “soy un macho idiota” podríamos entender.
Dudo que sea perseguido por este delito, pero estoy segura – confío- en que la opinión pública nunca lo olvide y que sus asquerosidades lo persigan toda la vida.
Hasta aquí el chisme, lo viral, el tamal con crema… y también con pasas.