Así como el pulso cuando te ejercitas sube y baja, así ha sido la vida de Julieta Escobar, conocida como China Poblana o Chinita. Los últimos años de su vida han estado llenos de altibajos: perder un hijo, la enfermedad de una hija y su recuperación. Sin embargo, han sido más “las subidas” y los momentos tristes le han dado un sentido único a su vida y a su familia.
Luisa Julieta Escobar Parra, nunca imaginó que sería maratonista, de niña tuvo asma, e incluso un año lo cursó en su casa. Sin embargo, años después lo usaría como terapia frente a la dura enfermedad de su hija.
Inicios de su carrera deportiva
En 2015, Julieta descubre que su primera hija de 8 meses padece un tipo severo de epilepsia, Síndrome de West, el cual poco a poco deja a los niños con discapacidad, pues pierden facultades. Con el apoyo de su esposo decide empezar a correr. Correr y llorar era su terapia, pues fue difícil aceptar que su hija tendría una vida complicada.

“Un día decido ponerme los tenis, salía a correr y regresaba más entera, revitalizada para continuar con los cuidados de mi hija”
Tras diferentes carreras se puso como meta un maratón. Su primer maratón lo corre en Ciudad de México, además de llevar en su playera la imagen de su hija lleva la de otros 16 niñas y niños. Y los últimos metros fueron los más duros y los logró con el apoyo de su familia, pues corrió con ellos.
“Ellos me ayudaron a llegar porque esos son los metros más complicados tras más de cuatro horas corriendo en el sol”.
Luego de 20 días de cruzar la meta de su primer maratón, en consulta con el especialista, el doctor les dio la noticia que su hija se había recuperado y no tenía secuelas de la enfermedad.
July sabía que ahí empezaba una nueva etapa, pues le había prometido a Dios que si curaba a su hija correría por otros niños con esa enfermedad.

Corriendo con causa
Julieta se acercó a la fundación Camina junto a mí, para correr con causa. La fundación da apoyo psicológico, económico a niños con enfermedad de West.
Ella se presentó ante Sandra González Rul, fundadora de Camina junto a mí, vestida de china poblana. Julieta tomó la inspiración de caracterizarse como china poblana al ver a su amigo Juan, el cual corre caracterizado como Juan Diego. Y ella se preguntaba por qué no había una china poblana. Así que además de donar los pasos, su misión fue llevar la cultura de Puebla. Su propósito es que volteen a ver la fundación, pues es la única que hace la labor por los niños con síndrome de West.
¿Cómo funciona la donación de km con la fundación?
Cada kilómetro cuesta 400 pesos, y lo que se junte se dona para la compra de una silla de rueda, pues son especiales y al tamaño del niño. Son sillas que se vuelven “parte del cuerpo de los niños”, por lo mismo su precio es elevado.
Aparte de ello, la China Poblana se escribe los nombres de cada uno de los donantes y cada kilómetro lo reza por esa persona. Hasta el final, los kilómetros más difíciles, los reserva para los niños más enfermos.
Por el desgaste que implica un maratón, July solo puede hacer un maratón al año, pero entrena todo el año en diferentes carreras.
Soy una mujer de fe
Julieta y su familia acudieron a la Ciudad de México para conocer al papa Francisco. Estando donde el papa, la gente empezó a corear y señalar a la bebé, con ello el papa se frenó y la bendijo. Por esto, la China Poblana asegura que Dios curó su hija.
Su carrera como corredora así como un maratón, no ha sido plana, ha tenido subidas y bajadas, pero se ha enfrentado a la pérdida de un hijo que no se logró, lo cual además por el reposo provocó que perdiera la condición y empezar a retomar su ritmo empezando de cero. Sin embargo, está convencida de su propósito, y aunque ha hecho pausas no ha se ha detenido.
El día a día de la China Poblana maratonista
Desde las 5:30 se levanta para entrenar. Trabaja en el ámbito docente. Además, cuida a sus dos hijos y lleva sus redes y está por obtener el grado de doctor.
Motivada por su causa, espera correr el Maratón de París en Pascua, lo hará con causa y con su vestido de China Poblana.