¿Qué es lo verdadero? ¿A qué llamamos “la Verdad? Una definición, de las tantas que podríamos encontrar, dice que la verdad es aquello que se halla en consonancia por la naturaleza de las cosas. Es decir, la Verdad es una sola, es única, la Verdad es invariable porque en todos los tiempos y lugares es siempre la misma. En este sentido, la Verdad no es múltiple ni divisible, por lo que es imposible que haya más de una sola Verdad. Además, si bien hay Verdad en la humanidad, la Verdad no es únicamente humana, pues ésta siempre ha existido, incluso antes que nuestra especie, pues es por Ella misma que el universo entero se articula. La Verdad, dice la definición citada, se halla en consonancia por la naturaleza de las cosas, ¿y qué es la consonancia? La consonancia es la cualidad que permite la correspondencia, es decir, el mutuo reconocimiento y acoplamiento, además, la consonancia es la relación armónica entre las partes de la naturaleza, las cuales, si bien en apariencia son diferentes, en esencia son iguales, de ahí que la Verdad sea siempre una misma, indivisible y eterna.
Si la Verdad es aquello que se ha mantenido invariable desde el origen del Todo, ¿cómo podríamos llamar a lo que es cambiante, fluctuante y perecedero? Quizás las palabras “mentira” y “falsedad” serían las más adecuadas, y apelando a la definición anterior de “Verdad”, pero invirtiéndola, tendríamos que la mentira (o la falsedad) sería aquello que se halla en disonancia con la naturaleza de las cosas. Es decir, la falsedad no es única, sino variable porque en todos los tiempos y lugares es siempre diferente. En este sentido, la falsedad es múltiple y divisible, por lo que es posible que haya más de una falsedad. Además, si bien pareciera que hay falsedad en la naturaleza, la falsedad es primordialmente humana, y a pesar de que ésta no siempre ha existido, supone que es capaz de comprender cómo se articula el universo entero. La falsedad, dice la definición invertida, se halla en disonancia con la naturaleza de las cosas, ¿y qué es la disonancia? La disonancia es el defecto que impide la correspondencia, es decir, el mutuo reconocimiento y acoplamiento, además, la disonancia es la relación disarmónica entre las partes de la naturaleza, las cuales siempre aparentarán ser diferentes, de ahí que la falsedad sea siempre variable, divisible y temporal.
Resumamos: La Verdad es única y eterna (la eternidad no necesariamente está relacionada con la idea de Dios, sino que podría ser la naturaleza, por ejemplo), mientras que la falsedad es múltiple y finita. Sabiendo lo anterior, preguntémonos, ¿cómo somos nosotros? ¿Únicos y eternos o múltiples y variables? Considerando que el nacimiento es el punto de inicio de nuestra vida, ¿nos hemos mantenido tal y como nacimos o hemos ido cambiando con el paso del tiempo?; aquí es necesario decir que la Verdad no conoce el tiempo, pues está exenta de todo cambio. En pocas palabras: ¿Somos verdaderos o falsos? El doxógrafo Estobeo, nacido en el siglo V d. C., lo explica de la siguiente manera:
«El hombre no es verdadero, pues lo verdadero es lo que está constituido sólo de sí mismo y permanece idéntico a sí mismo, mientras que el hombre está compuesto de muchas cosas y no permanece en sí mismo, puesto que, mientras permanece en el cuerpo, cambia y se modifica de edad en edad y de apariencia en apariencia; hasta el punto que muchos padres ni siquiera reconocen a sus hijos tras un corto período de tiempo y lo mismo les sucede a los hijos con sus padres. Por tanto, ¿cómo puede ser verdadero lo que cambia de tal modo que no puede ser reconocido?, ¿no habrá de ser, más bien, completamente falso, puesto que adopta apariencias tan distintas en sus cambios? Piensa que si hay algo verdadero es lo permanente y eterno, pero el hombre no es siempre, luego no es verdadero; el hombre es una cierta apariencia y la apariencia es una mentira sobresaliente.»
La labor de un doxógrafo es recolectar las ideas más importantes de los filósofos. En el caso de Estobeo, la cita anterior es parte de los textos atribuidos a Hermes Trismegisto y que Estobeo rescató del olvido. Lo que en estos fragmentos de Estobeo aparece con mayor frecuencia, es el postulado de que la Verdad, por ser eterna y sin transformaciones, es inconcebible para el ser humano, lo que quiere decir que nosotros, además de ser la encarnación de la falsedad, no podremos conocer nunca la Verdad, al menos no mientras nuestros intereses estén centrados en aspectos superficiales de la vida diaria. A la Verdad, dice Hermes Trismegisto en otro fragmento, se llega mediante la contemplación; y la contemplación, para poderse realizar, exige un silencio absoluto con respecto a lo que nuestros sentidos captan.
Volviendo a la definición de Verdad, la Verdad es lo que está en consonancia, mientras que la falsedad es lo que está en disonancia. Tanto la consonancia como la disonancia coinciden en que su base es la palabra latina “sonare”, que significa “sonido”, es decir que la consonancia es lo que “suena al unísono (ordenada y armónicamente; música)”, mientras que la disonancia es los que “suena al plurísono (desordenada y disarmónicamente; ruido)”. Otra palabra que también tiene como base la voz latina “sonare” es la palabra “persona”, la cual quiere decir “sonar a través de”. En la antigüedad, la “persona” era la máscara que los actores de teatro se ponían para representar a los personajes y como dentro de esa máscara había una caja de resonancia que hacía las veces de micrófono, es que la máscara se llamaba “persona”, pues a través de ella pasaba el sonido de la voz y se amplificaba. Con el paso del tiempo la palabra “persona” dejó de significar “máscara” y por ello es que ahora la entendemos como sinónimo de “sujeto”, de “animal humano”. Considerando lo anterior, somos doblemente falsos, pues además de ocultarnos tras una máscara, al ser variables y finitos, en lugar de únicos y eternos como la Verdad, representamos a una mentira sobresaliente.
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