Existen hombres que, con sus obras, permanecen constantemente en la memoria y el corazón de las personas que los conocen, tal es el caso de don Melquiades Morales Flores.
Político de servicio y de Partido, puedo afirmar sin temor a equivocarme, que don Melquiades Morales es el único exgobernador que puede caminar con la frente en alto por las calles de Puebla.
En el PRI ocupó casi todos los cargos, siendo delegado y secretario regional del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) en diversas entidades de la República, líder del sector campesino y popular, así como presidente del Comité Directivo Estatal (CDE), en dos ocasiones.
Su amplia trayectoria incluye haber sido secretario general del Ayuntamiento de Puebla, secretario de Gobernación del Estado, además fue diputado local, destacando como presidente de la Gran Comisión, tres veces federal, senador de la República en dos ocasiones y gobernador de Puebla, obteniendo la candidatura en un proceso histórico de consulta a la base en la que arrasó de manera contundente, para después salir victorioso de forma holgada en la elección constitucional.
A su vez, fungió como presidente de la Fundación BUAP, en la que sobresalió por la gestión de apoyos para la máxima casa de estudios poblana.
Tras este exitoso paso en su carrera profesional, fue designado como embajador de México en Costa Rica.
Es por esta y más razones, que este miércoles, en la sede del CDE, le realizamos un merecido homenaje a uno de los líderes más importantes del Partido, hombre institucional, con amplia trayectoria, experiencia y sobre todo, un político que ha demostrado lealtad, disciplina y cercanía.
Como presidente del PRI Puebla me siento muy honrado por haber sido parte de este importante momento que convocó actores de la sociedad poblana, priistas de todas las épocas que nos recuerdan el trabajo realizado por los buenos servidores públicos de ese tiempo.
Don Melquiades Morales Flores hizo una gran labor por su estado, además afrontó con mucha entereza los eventos ocurridos justo al inicio de su sexenio cuando un terremoto en 1999 afectó gran parte del territorio, así como las lluvias torrenciales que ese mismo año aquejaron a la población de la Sierra Norte de Puebla; sin olvidar, que en el año 2000 hubo una intensa actividad del volcán Popocatépetl que tuvo la atención requerida para salvaguardar la integridad de los habitantes de las comunidades más cercanas al coloso.
Su sexenio se caracterizó por la armonía y seguridad que podíamos sentir todos en las calles, así como la prosperidad económica, producto de la gran inversión que llegó a la entidad.
Son muy cortas las líneas disponibles para hablar de uno de los hombres ilustres que han dado valor a Puebla y también al PRI, un líder de gran estatura política, formador de cuadros, sensible, sencillo y cercano a las y los poblanos.
¡Qué viva don Melquiades Morales Flores!