Roberto Quintero
Hace poco tuve el gusto de escuchar una conferencia de Marilupe Prosperi, con relación a la importancia de la familia para el emprendedor, ella lo llamaba «recalculando, el verdadero norte». Motivado por lo que escuche escribo esta columna.
La época navideña nos da el tiempo para reflexionar y reconocer lo verdaderamente importante en la vida, incluso en la vida empresarial.
Vivimos momentos en los que la familia retoma su verdadera importancia como un elemento de balance y de sentido de vida, finalmente la persona es el origen y fin de nuestra actividad empresarial, por lo que vale la pena reconocer la importancia de tu familia cuando has decidido ser emprendedor.
La familia, en estos momentos de pandemia en el mundo, aumenta su importancia en la comunidad como una valiosa fuente para promover el humanismo y como el núcleo para transmitir valores.
Tener una familia es como dirigir una empresa, una gran empresa de enorme importancia y trascendencia para nosotros mismos y para la sociedad.
Debemos volver a hablar del pan que los niños traen bajo el brazo. Los hijos en una familia no significan carencia, por el contrario, son señal de fuerza creadora y de trascendencia.
De nosotros como empresarios depende el debilitar o fortalecer el tejido social, nos toca ser promotores de las familias en nuestro ecosistema. Creando empleos dignos y justamente pagados, en los cuales el colaborador tenga el tiempo y los recursos para emprender su propia familia.
Tomemos un tiempo en estas vacaciones decembrinas para evaluar las condiciones de vida de nuestro personal.
¿Estamos procurando el bienser, bientener y bienestar en las familias que dependen de la empresa?
El proyecto más grande que crearás en toda tu vida es precisamente tu familia y el mejor legado que puede dejar tu empresa es el fortalecer a las familias de tus colaboradores.
No te confundas, el verdadero norte en tu brújula emprendedora es tu familia.
Felices fiestas.